Después de daros la receta os contaré como descubrí en uno de mis viajes este maravilloso fruto.¡A qué esperas, ponte el delantal y a disfrutar! Pero antes quería decirte que ya puedes disfrutar de nuestra App de cocina: Recetas Sopresa; verás que es muy divertida (descubre la razón). Os espero también en mi canal de YouTube. En mi casa preparan los aguacates así:
¿Cómo hacer aguacates rellenos?
Ingredientes para cuatro personas:
4 aguacates.
200 gramos de arroz integral (o el tipo de arroz que prefieras).
Tres veces el volumen del arroz integral de agua mineral.
200 gramos de aceitunas picadas.
220 gramos de bonito en conserva (o el pescado de vuestra elección).
Salsa mayonesa casera
Salsa rosa casera
Espárragos.
Lechuga.
Brotes (germinados) de rabanito, puerro, etc.
Maíz.
Sal marina.
Cúrcuma en polvo.
ELABORACIÓN DE LOS AGUACATES
Lavamos el arroz integral hasta que el agua salga limpia. Cuando el agua rompa a hervir echamos el arroz y lo dejamos cocer a fuego lento durante 30 minutos aproximadamente. Diez minutos antes de retirar del fuego añadimos la sal y (la que nunca debería faltar) cúrcuma en polvo, la cantidad de una cucharita de café. Reservamos.
Cortamos los aguacates en dos mitades y extraemos la pulpa. Reservamos.
Una vez que ha enfriado el arroz lo colocamos en un bol y añadimos la pulpa de los aguacates, las aceitunas picadas y el pescado desmenuzado. Removemos todo con cuidado y añadimos la salsa mayonesa. Volveremos a mezclar e iremos rellenando cada una de las mitades de los aguacates.
Colocamos en una fuente sobre una hoja de lechuga dos mitades del aguacate relleno, unas tiras de salsa rosa, encima salsa mayonesa y para finalizar colocamos los espárragos y unos montoncitos de maíz a cada lado. Y este será el momento para dejar caer (como si de lluvia se tratase) los brotes de puerro y rabanito sobre todo el plato.
¡Qué lo disfrutes!
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Durante mi estancia en Paysandú
Fue la única Navidad que pasé con 35 grados a la sombra. Todo estaba como descolocado. Era 25 de diciembre pero estábamos en verano con una luminosidad cegadora. Tampoco es que en España Papá Noel se pasease en trineo sobre el hielo, ya pasaron aquellos duros inviernos de 12 grados bajo cero con carámbanos colgando de los aleros de los tejados, pero las Navidades siempre las celebramos entre fríos y brumas.
El tiempo también estaba descolocado. Por mí yo hubiera estado comiendo, pero para ellos, por la diferencia horaria, esa era la hora del desayuno.
Fue también la primera vez que descubrí el árbol del aguacate. Estaba en el centro de un inmenso jardín, era robusto con hojas de un verde muy intenso y cuajado de aguacates. Me quedé maravillado. Recuerdo haber estado contemplándolo durante largo rato y más cuando advertí que algunas culebras se deslizaban por sus ramas.
Paysandú era el sitio donde me encontraba. Un nombre espléndido para un cuento. No sé por qué razón se me antojó que aquel árbol podría ser el del paraíso. La manzana, los aguacates…qué más da, no sé, todo fue muy extraño.
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Israel Esteban
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