ARROZ BASMATI CON AROMA DE AGUA DE ROSAS Y CILANTRO





Hace ya la friolera cifra de 43 años cuando entré por primera vez en aquel despacho que olía intensamente a las varitas de sándalo y a rosas que lentamente se quemaban y humeaban delante de un pequeño altar con extrañas imagenes,  instalado detrás justo de la mesa de noble madera que esperaba al dueño de la empresa.

Era un señor de tez oscura de mediana edad, quien me saludó cortésmente y me habló en perfecto castellano, idioma que cambió al entrar alguien mayor, que me miró y me sonrió dulcemente, era su padre; hablaban en una lengua sumamente extraña que nunca antes había escuchado.    Cambiaban impresiones intercalando, con suerte para mi, palabras y frases en inglés, por lo que fui intuyendo que me contrataban.

Supe que aunque oficialmente la oficina central para la distribución de los productos que se comercializaba estaba situada en Madrid, en la mítica Torre de Madrid de la Plaza de España, realmente la oficina central, los dueños y la organización se encontraba en la capital malagueña.

El lugar de trabajo al que iba destinada estaba situado en un pequeñísimo piso, justo encima del despacho donde me atendieron y los almacenes colindantes.

Una recepción con dos señoritas, una pequeña exposición y sala de juntas, un baño, un pequeño habitáculo destinado al taller y la habitación cuya ventana daba a un oscuro ojo-patio y una pequeña ventana desde que divisábamos la recepción.

Ese era el despacho del Gerente, frente a su mesa, la mía y a mi derecha mi compañera Pilar, guapísima, a quien la propia Liz Taylor le hubiera envidiado sus preciosos ojos.    

Cuantos días, cuantas horas (en aquellos años se trabajaba más de nueve horas al día, de Lunes a Sábado), cuantas teclas ?aporreábamos? las dos tanto de las calculadoras de papel, como de aquellas máquinas de escribir ?Olivetti?, cuantas confidencias, risas y lágrimas, cuanto compañerismo y ayuda tuvimos la una con la otra?.hasta que dejó la oficina para protagonizar una bellísima historia de amor, digna de un best seller, precisamente con uno de mis jefes (ésta será otra historia que algún día tendré que escribir)

Sí, tuve la suerte, (a pesar de la reticencia de mis padres a que trabajara, querían que siguiera con mis estudios) de que me llamaran desde la Academia Almi, donde me preparé como Administrativa al terminar el Bachillerato, prometiéndoles que no abandonaba mis estudios de Inglés.   

Allí comenzó mi andadura profesional, más de 31 años de mi vida, dedicada en cuerpo, alma y espíritu a una familia, a una importante empresa a nivel nacional, una pionera del mundo de la relojería y de los videos juegos (el primer video juego que llegó a España, lo distribuíamos nosotros, los míticos Atari).

Una empresa que llegó a formar parte de mí y yo de ella; con la que crecí tanto personal como profesionalmente, a la que me sentía unida de tal manera que la sentía como mía propia y que a pesar de los años que ya llevo desvinculada, aún hoy en día, cuando alguien me pregunta mi nombre, a veces me sale: Toñi Sánchez de ? Orient ?.   

Aquellos señores, los dueños, distribuidores de grandes marcas de relojería, pioneros en el gremio, trabajadores incansables, eran hindúes y llegaron a ser para mi: Jefes, familia, compañeros, amigos?..

Ellos me enseñaron a conocer y a amar India, su cultura, su música, su gente, su filosofía, sus costumbres, su gastronomía?..

No hay una comida en India que no vaya acompañada de un buen plato de arroz, y qué mejor que el basmati (Hindi: ??????, b?smat?); variedad de arroz que se caracteriza por tener un grano largo, con una delicada fragancia y exquisito sabor.

Su nombre en hindi (es el idioma que yo escuchaba), significa ?Reina de las fragancias?.  Se ha cultivado en India y en Pakistán durante centenares de años, siendo los que se producen en las colinas del Himalaya los que tienen la reputación del mejor basmati.

Existe múltiples formas de aromatizar el arroz y darle un toque ?oriental? : azafrán, ajos, ralladuras de limón, jengibre, clavos, cardamomo, canela? pero no hay nada como el agua de rosas para perfumarlo y que me traslade nuevamente a India?.la fragancia que deja en Mi cocina, es realmente exquisita. 

     

Estos arroces se pueden cocinar igual que los arroces caldosos, con poco líquido, y se recomienda remojarlos previamente, cambiando el agua varias veces hasta que salga limpia, para así quitarle el almidón y conseguir un grano suelto.
 
La mejor manera es calentar primero el agua con los aromatizantes, aunque en ésta ocasión lo he hecho al contrario.

¿Cómo lo hice?




Ingredientes: 


Arroz tipo basmati, agua de rosas (la compro en una pequeña tienda hindú de Torremolinos, de un antiguo compañero, Mohan), sal, agua, pasas de corinto y cilantro.


Los pasos a seguir:


En una cacerola poner a hervir el agua con un poco de sal (una tacita de arroz por dos de agua); cocinar a fuego medio durante unos diez minutos aproximadamente (o bien siguiendo las instrucciones del fabricante).


Apartar del fuego, agregar las pasas y el agua de rosas (al gusto), remover bien y dejarlo tapado unos cinco minutos, escurrir bien en un colador (quedará el arroz suelto) y con el vapor las pasas tomarán cuerpo.


Echarlo en un cuenco y agregar el cilantro.


¿Por qué no darle un poco de aroma al arroz blanco para hacerlo diferente?  Les animo a usar el agua de rosas en la cocina?.les trasladará como a mi, a India?.. ¿Me acompañan?

  



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