— Hola
— Salut, nous avons besoin de parler.
— ¿Le ha pasado algo? ¿Él ha dado con ella? ¿Está bien?
— Es sobre Chloé.
— ¿Sobre Chloé? ¿Qué pasa?
— Creo que es mejor que nos sentemos. Vamos a ese jardín y nos sentamos en un banco a hablar.
Ya sentados Eric le contó que su hermano François y Chloé eran amantes y estaban viviendo juntos en París desde su desaparición.
No pudo seguir escuchando a Eric. Ahora entendía muchas cosas. Eric los había encubierto, en ningún momento la investigación siguió fuera del curso normal, era todo mentira.
Seguro que los tres se habían estado riendo de él durante todo este tiempo. Sintió un dolor fuerte en el pecho. No, no era dolor, era otra cosa, un sentimiento que no se podía explicar con palabras.
— ¿Por qué me estás contando esto ahora?
— Porque ella nos ha visto.
— Pero no conoce a Chloé.
— Se ha dado cuenta al verla. Es evidente.
— Sí, es evidente.
— ¿Dónde está?
— Chloé y ella están en un café cerca de aquí.
— Vamos.
Cuando entró en el café y las vio juntas... como había dicho Eric, era evidente que ella se diera cuenta de que se trataba de Chloé.
Cuando los dos hombres se acercaron a la mesa, ella se levantó, se despidió y se marchó dejando espacio para que los tres lo aclararan todo.