Conejo al ajillo



Tirando de los clásicos de nuestra gastronomía, el conejo es, sin ninguna duda, uno de ellos. Ha estado presente en ella desde hace siglos. De hecho, a los romanos les volvía locos la carne de conejo, y tal fue su locura por esta carne que fueron los primeros en practicar su crianza, provocando en algunos lugares de nuestro país auténticas plagas.

Desde entonces y hasta ahora, el conejo ha sido una animal muy apreciado por su carne y su valor culinario. Es además una carne muy saludable, nutritiva, que apenas tiene grasa y con un sabor muy característico que la hace muy rica.
Sin embargo, el hecho de que en muchas series de dibujos animados nos los presenten como entrañables animalitos que comen zanahorias y las últimas modas que han hecho que se vea al conejo como una mascota o animal de compañía, han provocado el descenso del consumo de la carne de conejo por aquello de ¡qué pena, cómo me voy a comer a ese pobre animalito!
En ese sentido, en casa no tenemos ningún problema en comer carne de conejo o de liebre. De hecho, la comemos habitualmente. Esta receta de conejo al ajillo es una de las que suelen triunfar, aunque hay mil formas de cocinar el conejo.
Y éste es el desafío de este mes: cocinar conejo. Para mí no ha sido un desafío como tal, es más, ha sido un placer hacerlo y poder degustarlo después. ¿Te animas a seguir mi receta?


(Para 4 personas)

- 1 conejo (Pedid al carnicero que os lo haga trozos y que os ponga también el hígado)
- Aceite de oliva virgen extra Calderay
- 1 cabeza de ajos
- Perejil fresco
- Tomillo
- 150 ml. de coñac
- 100 ml. de agua
- Sal
¡Y pan, para mojar en la salsita será imprescindible!


Para empezar, limpiaremos el conejo retirándole las partes blancas o grasas. Serán muy pocas porque el conejo apenas tiene grasa.En una sartén grande donde calculemos que nos vaya a coger el conejo troceado, pondremos una base de aceite de oliva. 

Pelaremos los ajos y los partiremos por la mitad. Después los añadiremos a la sartén hasta que estén ligeramente dorados. Tened cuidado de que no se os hagan demasiado porque se queman muy rápido. Los sacaremos de la sartén y los reservaremos.

En el mismo aceite donde hayamos frito los ajos, doraremos el hígado hasta que éste se haga por dentro. Lo sacaremos de la sartén y lo pondremos junto a los ajos.

En un mortero, majaremos los ajos con el hígado y un poquito de tomillo.

Pondremos el conejo en la sartén y un poquito de perejil fresco, y lo cocinaremos hasta que esté dorado por fuera. Añadiremos el coñac y dejaremos que se evapore el alcohol mientras se cocina con la carne. Cuando el coñac se haya reducido añadiremos el agua, sal y el majado de ajos y hígado.

Seguiremos cocinando hasta que el conejo esté cocinado y tierno, y la salsa esté más consistente.

Si os apetece seguir viendo más recetas de conejo, estoy segura que os gustarán las que han preparado el resto de participantes de Desafío en la Cocina.