La verdad es que nunca pensé que hacer tomate frito casero fuese tan rápido y sencillo. ¿Queréis saber cómo se lleva a cabo? Pues seguid leyendo, que os lo cuento todo.
No sé si os pasará lo mismo, pero al vivir sola, los alimentos se estropean antes, porque no los consumes con la misma rapidez que en otras casas. Y con la llegada del verano, lo primero que se echa a perder son, sobre todo, los vegetales.
En mi caso, suele ocurrir mucho con los tomates, pues maduran muy rápido, incluso estando en la nevera. Y la verdad, me canso de comer todos los días ensalada de tomate de todas las formas posibles, ¡jajaja!
Así que me dije, voy a buscar alguna receta alternativa y así fue como encontré la forma de elaborar tomate frito casero. Ya os digo, me quedé impresionada con lo fácil que es.
INGREDIENTES:
Tomates maduros.
Aceite.
Sal.
1º. Partimos el tomate en rodajas y le quitamos todas las pepitas de su interior. Ya que esas pepitas son las que le dan ese toque amargo al tomate. Finalmente, volvemos a cortar esas rodajas en pequeños trozos. Cuanto más pequeños sean, mejor, porque así se cocinarán antes.
2º. Vertemos todo en una sartén con abundante aceite y dejamos que se haga al fuego, hasta que se deshaga el tomate por completo y siempre condimentándolo con sal. Veréis como, poco a poco, se irá tornando la mezcla en un rojo intenso, parecido al tomate frito que se vende en el supermercado.
3º. Después, para que no quede grumoso, lo pasamos por la batidora, así quitamos esa piel del tomate, que se resiste a deshacerse. Luego volveremos a echarlo al fuego unos minutos más y ya tendremos listo nuestro tomate frito casero.
Como veis, no se tarda nada, es muy sencillo de elaborar y encima, es una receta de aprovechamiento, porque aprovechamos esos tomates maduros, que ya no valen para una ensalada cualquiera.