Elige una base. ¿Cuál es la que más te gusta? Lechuga, espinacas, rúcula, brócoli...
Añade verduras de otro color. Tmate, zanahoria, rábano, maíz...
Ahora elige otro ingrediente que porte proteínas; garbanzos, aguacate, habas de soja, nueces...
Incorpora unos trzos de fruta a tu gusto, manzana, granada, uva...
Pon un toque crujiente ¿Qué tal dados de pan tostado o unas semillas de calabaza?
Por último, aderea a tu manera... aceite de oliva, vinagreta, salsa de yogur, mostaza. ¡Hay muchas posibilidades! ¡Mezca y disfruta de tu ensalada!