El pez espada, o "aguja palá", como se le ha llamado en mi casa toda la vida, es un pescado magnífico. Característico de las costas del sur de España, concretamente del Mar de Alborán, de tamaño grande, porte elegante y navegante veloz.
Este pescado me trae muchos recuerdos de mi niñez. Como a la mayoría de los crios, a mí tampoco me hacía mucha gracia el pescado, sin embargo, no le hacía ascos a los filetes de aguja palá que, casi invariablemente, se comían en casa los viernes, día de vigilia. Porque tiempo atrás, era común en las casas guardar la vigilia los viernes, por aquello del ayuno y abstinencia.
Tal y como os traigo esta receta hoy, comer pescado no supone ningún sacrificio de ayuno o penitencia, sinó todo lo contrario. Es un auténtico festín que le hace todos los honores al magnífico pez espada o aguja palá o emperador. Que dependiendo de la zona costera donde estemos, le cambiamos el nombre para desconcierto de visitantes. Como a la mayoría del resto de la fauna marina.
El pez espada está bueno de cualquier forma que lo hagas, pero como todos los pescados, menos es más. Hay que cocinarlo muy poquito tiempo para que quede jugoso. Aquí lo hice vuelta y vuelta, un minuto por cada lado en una plancha muy caliente.
Las verduras, igualmente las hice unos minutos a la plancha, con sal y un buen aceite. No hay más secreto. Y el resultado, ya lo veis, un plato espectacular y muy sano.
Ingredientes (para 2 personas):
2 filetes de pez espada
1 calabacín
1 berenjena
1 pimiento rojo
1 pimiento verde
2 ajos
perejil fresco
Elaboración:
Cortamos los pimientos en tiras, el calabacín y la berenjena en rodajas. No hace falta pelar las verduras.
Calentamos la plancha, o una sartén amplia de hierro fundido. Le echamos un chorreón de aceite y ponemos las verduras dentro. Las salamos a mitad de cocción.
En un mortero, majamos los ajos con el perejil y un poco de sal. Hasta tener una pasta.
Untamos los filetes de pez espada con el majado del mortero, salpimentamos. Los pasamos por la plancha, vuelta y vuelta, un minuto por cada lado.
Nos lo comemos, con cara de satisfacción total.
Fuente: este post proviene de La cocina de Cuchy, donde puedes consultar el contenido original.
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