Picadillo de Tiburón Bonsai

Que en Reading, una ciudad que data quizás antes del siglo 8 exista una calle abierta en alguno de los 1700, no es ninguna sorpresa; no obstante si lo fue, haberme topado con un pescado que me acercó a las playas de Venezuela.

Es obvio que Union Street ya no luce como en aquella época. Transitarla desde una de sus entradas, la de la calle Broad, no deja más impresión que las tendencias que corren en el comercio actual. Tiendas de accesorios para celulares y establecimientos de multiservicios junto al único cybercafé del centro y un local de suplementos vitamínicos, desdicen lo que se puede apreciar hacia el final de la cuadra, donde una carnicería, una frutería y una pescadería dan margen para imaginarse a uno mismo haciendo compras en los tiempos de la Guerra de Independencia Americana; eso si, leyendo al respecto en un iPad o en android y, justamente ahí, al pasar a un lado de la pescadería que le engendró a esta pequeña pero transitada vía peatonal el mote de smelly alley (callejón oloroso), fuí sorprendido por un pequeño letrero que decía shark pero que por esos misterios del recuerdo recóndito pero presente, leí cazón.

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Esta subclase de pez cartilaginoso se consigue frecuentemente en aguas templadas de países como México, Perú y Chile, pero es particularmente profuso en el oriente de Venezuela, donde si bien se prepara para comerlo con distintos acompañantes, definitivamente es el relleno favorito para las populares y bien reconocidas arepas y empanadas. El largo viaje desde cualquier otra región del país hasta los Estados Anzoátegui, Sucre o Nueva Esparta tiene como buena parte de la recompensa, poder degustar de estos platos con la cría pequeña del tiburón como protagonista, luego de que esta fuera cocinada con un buen guiso, que fue absorbiendo durante su cocción.

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Para quien tenga estos recuerdos, aprecie un buen ejemplo de comida tradicional o por qué no, quiera probarla por primera vez, tendrá en las intrucciones de Don Armando Scannone, cuya receta seguí para hacerle justicia al hallazgo, la oportunidad de imaginarse en alguna playa venezolana comiendo empanadas frente al caldero caliente de las señoras que las venden y casi nunca pueden abastecer la demanda. Asi lo hice y, al enviarle la foto a un primo de buen paladar en comidas y licores para que adivinara el plato, no tardó en responder con una frase que dió nombre a este post: “Mmmmmmm, picadillo de tiburón bonsai”.

Picadillo de Tiburón Bonsai

para 4 ó 5 personas


½ Kg. de cazón fresco

2 limones

½ taza de aceite coloreado con onoto u otro colorante

1 taza de cebolla picada en cuadritos

3 dientes de ajo majados

1 ½ taza de tomate rallado y colado para quitarle piel y semillas

½ pimiento rojo rallado y colado para quitarle piel y semillas

1 cucharada de ají dulce sin venas ni semillas, picadito

1 cucharadita de salsa inglesa worcestershire

10 gotas de salsa picante o chile picante al gusto (este ingrediente puede omitirse, permitiendo a los amantes del picante incorporarlo al momento de comer el cazón)

Sal y pimienta al gusto

Acondicionamiento  previo

En una olla grande, hierva agua, retire del fuego y sumerja el cazón por pocos segundos. Luego con un cuchillo raspe la piel hasta eliminarla

Frote los pedazos del pescado con limón, elimine el hueso central y cortelo en trozos.

Preparación
Calentar el aceite en un caldero donde freirás la cebolla y los ajos hasta que se marchiten. Agrega el tomate, pimentón y el ají dulce para que se cocinen por 4 minutos. Incorpora el resto de los ingredientes y, a fuego alto, cocinalos por 30 minutos mientras vas desmenuzando el cazón con una cuchara de madera. Deja que el guiso se seque y retira el caldero del fuego.
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