El pollo al ajillo es uno de mis platos de pollo favorito. La textura crujiente y ese sabor de ajo frito, me parecen una combinación excelente y exquisita.
Suelo hacerlo muy a menudo, tanto que ya me llaman pesada en casa. Pero eso es lo que hay!!! Y si no lo quieren, que cocinen ellos y lo hagan a su gusto. Estoy segura que también me iba a gustar...
INGREDIENTES
1 pollo
6 ajos
Aceite de oliva
Vino blanco
Ajo granulado
Sal gorda
ELABORACIÓN
Troceamos el pollo en tajadas pequeñas.
Ponemos aceite en una cazuela y freímos bien todo el pollo, de poco en poco, que se dore bien. Ese tostadín del pollo le va a dar mucho sabor al plato.
Retirado todo el pollo, echamos en ese mismo aceite los ajos laminados. Los dejamos que cojan un poco de color, pero no mucho, sino se quemarán y darán amargor al pollo. Además como incorporaremos después el pollo ya se acabarán de tostar.
Volvemos a poner el pollo y le añadimos un puñado de sal gorda y ajo granulado, como una cucharada sopera. Lo rehogamos todo bien y lo de bañamos con vino blanco, como 1/2 litro. Lo tapamos (dejando una ranurina) y dejamos a fuego medio durante 15 minutos aproximadamente, removiendo de vez en cuando. Y los últimos cinco minutos dejamos cocer con la cazuela destapada.
CONSEJOS ÚTILES
Dora bien el pollo, para que quede bien crujiente.
Nunca pongas el ajo antes de freír el pollo, pues se quemará, se pondrá negro y encima le dará un sabor amargo, que no gusta nada.
Fuente: este post proviene de mi cafelito rico, donde puedes consultar el contenido original.
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