Conocía al noventa por cien de las personas que se subía en aquel vagón a lo largo de la semana
La pareja de jubilados que viajaba todos los viernes para quedarse todo el día con su nieto, a la chica que combinaba parte del trayecto en tren y la otra mitad del viaje con su bicicleta a la que llevaba a cuestas, al joven padre y su recién estrenada maternidad, siempre con traje, siempre serio, a la mamá con un hijo de unos cuatro años y un bebé en el carrito, siempre apurada por molestar a todo el mundo hasta que conseguía colocar carrito, niños y a ella misma...
Luego estaban los esporádicos, los que solo se subían dos o tres veces en semana
Todos se daban los buenos días, intercambiaban algunas frases de cortesía y para alguien ajeno, algunos incluso parecían amigos
Se preguntaban por los familiares enfermos, por los nietos, el trabajo, sabían cuando no se verían porque tenían vacaciones en el trabajo
Sabían la vida unos de otros por una infinidad de pequeños detalles que se intercambiaban en aquel vagón de tren
Los jubilados le dieron ánimos a la chica de la bicicleta la mañana en que esta confesó que llevaba cinco días sin verse con su novio
La mamá de los dos niños le daba consejos al papa novato porque su hijo no le había dejado dormir en toda la noche
"Mujer, no diga eso, claro que su nuera la quiere. Pero los niños están mejor en la guardería. Y hoy van a disfrutar todo el día de su nieto"
"No estés nervioso, hijo. Seguro que de esa reunión con tu jefe saldrá algo bueno. Eso es un ascenso, no pienses mal"
"Con lo resfriado que está, mejor déjalo con tus padres. Si lo llevas así al colegio, a media mañana lo tendrás que ir a recoger"
Ella no. Ella nunca decía nada. Ella observaba la vidas ajenas sin implicarse
Le hubiera gustado hacerlo. No era una persona arisca pero si muy tímida
Cada vez que alguien había intentado meterla en una de aquella conversaciones intrascendentes, ella había sonreído, y había girado la mirada hacia el cristal
En el cristal también se veían reflejadas aquellas personas
Ahora era tarde, ya habían desistido de interesarse por ella
Ahora unos buenos días, una sonrisa y ya está
¿Cómo imaginarían los demás que era su vida?
¿Pensarían que detrás de aquel silencio se escondía una historia trágica o bien que era una engreída?
¿Que era por timidez o estupidez?
¿Que estaba felizmente casada o viviendo aún con sus padres?
¿Habrían adivinado cuál era su trabajo?
Si Ella se encontrara con una persona como ella en aquel vagón la odiaría
Se moriría por oír algo de Ella, de su vida
Visto desde fuera era odiosa, si señor
Aunque por otro lado, sería perfecta para adivinar cosas sobre Ella
Viste bien, lleva casi siempre pañuelo...debe tener un buen trabajo, un poco pija, debe ser independiente. No debe tener novio, debe tener un trabajo al que le dedica demasiado tiempo. Se está perdiendo lo mejor de la vida. No tiene hijos, tampoco tiene tiempo. Tiene las uñas bien cuidadas, seguro que no hace nada en casa. Debe trabajar incluso en su tiempo libre. ¡Qué joven para tener esa cara tan seria! No debe ni visitar a sus padres. Y amigos, casi ninguno. Si no la hemos visto nunca sonreír. Educada es. Los buenos días los da, menos mal. Es guapa, tiene una cara preciosa. igual hasta está casada y tiene hijos. Demasiado arreglada para tener hijos. Ni un pelo fuera de su sitio, siempre pintada y perfecta. No debe saber ni cocinar. Cómo va a cocinar si la vemos a las ocho de la mañana y no vuelve hasta las nueve de la noche. Nunca hemos visto a nadie esperarla en la estación. Esta va de mujer liberal. Tendrá su propio coche, vivirá sola. En su propio piso. Un gato, tendrá un gato. Aunque con lo pulida que va siempre, dudo que tenga un gato y un perro tampoco. Pobre animal, todo el día solo en el piso hasta que ella vuelve. No, no debe tener mascotas. Un hombre casado, eso es. Está liada con un casado. Pues no sabe lo que se ha buscada. Vaya manera de arruinarse la vida. Con lo joven que es...
¡Cuántas historias podría imaginar sobre si misma, si se viera desde fuera!
INGREDIENTES
500 g de requesón
La ralladura de 1 limón
100 g de azúcar
7 huevos
Canela en polvo para decorar
ELABORACIÓN
Rallar un limón
Batir los huevos
Batir el requesón con el azúcar y con la ralladura de limón
Añadir los huevos batidos
Batir hasta integrar bien
Preparar la cubeta
Poner una base de silicona
Colocar la rejilla encima
Verter 2 vasos de agua
Pulverizar un molde de aluminio redondo con spray para desmoldar
Verter la masa en el molde
Envolver el molde con papel de aluminio para que no entre agua por ningún sitio
Meter el molde en la cubeta, encima de la rejilla
Menú Horno 50 minutos + válvula abierta + tapa abierta (cerrar tapa e ir abriendo poco a poco hasta que aparezca el pitorro metálico de la tapa)
Si queréis la quesada doradita, sacar el molde de la cubeta, retirar el aluminio, retirar el agua y volver a meter de nuevo el molde con la quesada
Entonces poner la tapa horno hasta dorar al gusto
Servir con canela espolvoreada
Receta adaptada del libro Un viaje por la cocina aragonesa pág. 239 (Os lo podéis descargar aquí)