¡Hemos vuelto! y lo hacemos con un clásico halloweenesco en toda regla. Hoy, pacientes lectores -si es que aún queda alguno que nos lea-, directamente desde nuestro departamento de laceraciones, amputaciones y fiebres hemorrágicas, os presentamos ¡la receta de los Dedos de bruja de lo más hondo del averno!. No, no corráis a amputar los dedos a vuestras suegras, no nos referimos a eso. Estos todavía pueden comerse sin que os envenenen desde dentro.
Como siempre os decimos, estas galletitas de aspecto terriblemente delicioso y divertido, son tan sencillas de elaborar que hasta los niños pueden hacerlo. Y para demostrarlo, nuestros pequeños mandriles alados -...volad, pequeños, volad...- han secuestrado uno y encadenado a nuestros fogones. Si creéis que parece feliz, obviadlo, va hasta arriba de gominolas y dulces baratos de Halloween. Nos sorprende que no se quedara ciego durante el experimento.
INGREDIENTES (para unas 60 falanges amputadas)
225gr. de mantequilla a temperatura ambiente
425gr. de harina
175gr. de azúcar
1 huevo grande
Aroma de vainilla al gusto
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de leche
2 cucharadas de café de levadura química (tipo Royal)
Almendras tostadas para decorar
Colorante alimentario verde en gel
Opcionalmente, un poco de colorante marrón en polvo para los más detallistas y tiquismiquis como nosotros
ELABORACIÓN
Lo primero es desencadenar a nuestro ayudante. Vamos a necesitar sus manitas. Empezaremos mezclando la mantequilla junto con el azúcar empleando la batidora de varillas hasta conseguir una mezcla homogénea y cremosa. No esperéis una "pomada", sino un conglomerado informe y azucarado similar a los preparados de puré de patatas.
Batimos el huevo y los añadimos a la mezcla junto al aroma de vainilla. En esta ocasión decidimos probar con unas pocas gotas de la vainilla concentrada y transparente de la marca Wilton tras meses empleando el aroma de vainilla de Vahine™ en mayores proporciones, y debemos admitir que nos quedamos algo cortos asustados por lo concentrado del preparado de Wilton™.
¿Nuestro consejo? "Avainillad" a discreción. Si la masa atufa demasiado quizás os hayáis pasado, pero igual hasta está buena y todo. Pensad en la vainilla como en los billetes de 50eur: cualquiera de los dos en proporciones generosas no amargará a nadie.
A continuación mezclamos la harina con la sal y la levadura química y vamos añadiéndola a la mezcla poco a poco. Aquí el ayudante lo pasará en grande embadurnándose hasta las cejas, luego sólo tenéis que pasarlo por huevo y encontrar una freidora de su tamaño. Aterrador, pero son las licencias que uno puede otorgarse en Halloween, además en «Hansel & Gretel» los niños parecían ingredientes bastante nutritivos.
Debemos obtener una bola compacta y moldeable. Si queda un poco seca, puede añadirse la cucharadita de leche a la mezcla.
Es el momento de tintar la bola de masa. Un par de gotitas del colorante en gel y unos cuantos meneos y golpes a la masa, y conseguiremos un color vivo, intenso y uniforme. Armad de paciencia a vuestro pequeño ayudante, insistirá en añadir más y más colorante y tratará de escaquearse cuando los pequeños bracitos comiencen a cubrírseles de calambres. Negadle lo primero, un par de gotas serían suficientes como para tintar dos docenas de Michael Jackson en una bañera. Su juguete favorito oscilando peligrosamente sobre el fogón a máxima potencia lo animará a seguir amasando con tenacidad y como si no hubiera un mañana.
Es necesario envolver la bola de masa en film transparente y dejarla enfriar en la nevera durante una o dos horas antes de comenzar a trabajarla, de lo contrario será mucho más difícil moldearla. Aplicad este consejo cuando elaboréis galletas de mantequilla. Unos minutos antes de sacarla de la nevera, podéis aprovechar para precalentar el horno a 170ºC.
Con la masa moldeamos pequeños cilindros del tamaño de un dedo e incrustamos cada una de las almendras a modo de uña. Tened en cuenta que la masa, al tener levadura, levará un poco con el horneado y tenderá a expandirse. Consideradlo al elegir el grosor de vuestras falanges.
Con la ayuda de un cuchillo damos forma a los nudillos y si os apetece podéis pintar con un poco de colorante rojo o mermelada de fresa las zonas donde la almendra se incrusta en el dedo. En nuestro caso queríamos que nuestras galletas no dieran un asco excesivo, así que decidimos dejarlas como estaban. Con no habernos lavado las manos ya tenemos bastante.
Para finalizar, horneamos nuestros dedos de bruja a 170ºC durante unos 15 minutos. Una vez bien fríos y crujientes podemos aplicar un poco de colorante marrón en polvo con la ayuda de un pincel para envejecer un poco nuestra creación y aportar ese aspecto sucio y desagradable de haber hurgado en la basura durante horas en busca de los ojos de rana y pelos de cadáveres recientes con los que las brujas aliñan sus potajes.
...y et voilà! sucios, desagradables y asquerosos dedos de bruja, frescos fresquísimos y recién cortados como manda la tradición inquisitorial, sólo para los paladares más exquisitos. Podéis jugar con colores, tipos de almendra, y detalles diferentes para crear vuestras propias falanges cercenadas en todo un alarde de escatológica creatividad, y una actividad entretenida para compartir con los más pequeños en una lluviosa tarde de sábado.
¡Estamos encantados de volver!