Así que hemos aprovechado el aumento de las temperaturas, la ausencia temporal de nuestra enfermera repostera favorita y que el calor ha aplacado de forma considerable las promiscuas prácticas sexuales de los bonobos que nos escriben los artículos, para elaborar una receta refrescante, sana y sencilla: «El Batido Helado de Plátano y Yogur que Casi no Pasa por la Pajita», además... algo teníamos que hacer con los plátanos que los mandriles nos dejan caer desde las jaulas como forma de protesta sindicalista.
INGREDIENTES (para 2 batidos)
2 plátanos maduros
2 yogures naturales sin azucarar
5 cucharadas soperas de azúcar
200ml. de leche muy fría
Hielo
Procurad que todos los ingredientes estén muy, muy fríos.
PREPARACIÓN
Tenemos sed, queremos batido y lo queremos ya, de forma que hay que darse brío. Es una receta que hay que preparar rápido si queremos que tenga cuerpo y se mantenga fresca. Y para eso empezamos picando hielo. ¿Cuánto? al gusto. Para eso empleamos el accesorio picador de la batidora, olvidado durante años en un armario de la cocina y que es uno de los mejores accesorios para picar hielo que conocemos.
Sí, que pasa, un ex-yonki mordisqueando los cubitos picaría mucho mejor el hielo que nuestra batidora de jarra de 10 euros que no da para más. Si tenéis una batidora mejor que sea capaz de picar el hielo muy fino, convirtiéndolo casi en nieve ¡adelante! Añadiremos 100ml. de leche al hielo antes de picarlo para licuarlo sólo un poco y que no se nos convierta en un enorme iceberg duro y sólido.
A continuación hay que picar los plátanos junto al azúcar y los 100ml. de leche restantes hasta convertirlo en una masa donde no haya trocitos de plátano flotando. No os durmáis. El hielo se funde rápido.
Podemos añadir los plátanos congelados y añadir 50ml. menos de leche al picarlos, y convertiremos nuestro batido en un smoothie. Algo más espeso y granizado que un batido normal.
Agitamos bien los yogures hasta convertirlos en una crema suave y los incorporamos al hielo picado junto a la masa de plátano y batimos a velocidad media hasta homogeneizarlo todo. Si lo hacemos demasiado rápido todo se fundirá y perderá el puntito granizado. A nosotros nos ocurrió. Sigue estando igual de bueno pero con un poquito menos de cuerpo, o al menos eso nos decimos para autoconvencernos. Somos de dedo rápido y sentimos una inenarrable necesidad de pulsar cualquier botón que ponga un aparato eléctrico al máximo.
¿Por qué los yogures? No sólo aportarán un extra de proteínas al batido, además su textura espesa lo hará más cremoso y el matiz ácido compensará el sabor suave y dulzón del plátano aportando esa chispita sexy en la boca.
¿Os gusta más líquido? Incorporad leche muy fría poco a poco hasta que lleguéis al punto de espesor en el que sorber por la pajita no os convierta en Mario Vaquerizo ni se os queden los labios en forma de un selfie perenne.
¿Bien batido? Al vaso y a beberlo rápido antes de que el hielo comience a fundirse, porque quizás ese sea el único inconveniente de este riquísimo batido helado: la tendencia del agua a separarse del batido cuando el hielo comienza a derretirse. Nada que un buen meneo con la pajita no pueda solucionar, lo que nos genera una inquietud: ¿Y si en lugar de hielo usamos la leche congelada? Un nuevo experimento para nuestro laboratorio y para vuestras cocinas.
Secaos el sudor, hemos terminado. ¡Bon appetit!