No hay plato que más reconforte en invierno que una buena sopa caliente. Los nórdicos, que de frío saben un rato, las comen diariamente y lo que más nos gusta de sus sopas es que son contundentes, nada de agua caliente con sabor, son un plato de cuchara como se debe.
Hoy hemos preparado esta sopa blanca de cebolla que nos encanta por su delicado sabor.
¿Qué necesito? (Sopa para 4)
5 cebollas medianas
1 puerro
1 zanahoria grande
250 ml de nata (crema de leche) para cocinar
35 grs. de mantequilla
2 cucharadas de aceite de oliva
Sal
Pimienta negra recién molida
1 hoja de laurel
¿Cómo lo hago?
Para empezar vamos a preparar el caldo de verdura que será la base de nuestra sopa. Por supuesto, podéis hacerla con agua pero no tendrá tanto sabor.
En una olla con abundante agua (2 litros más o menos) ponemos a cocer el puerro y la zanahoria, previamente lavados. Cuando empiece a hervir, bajamos el fuego y dejamos que se haga durante una hora más o menos. Pasado este tiempo, retiramos las verduras y reservamos el caldo.
Mientras el caldo se está haciendo, pelamos y picamos las cebollas en medialuna.
Ponemos una tartera al fuego con el aceite y la mantequilla. En cuanto se derrita la mantequilla, añadimos la cebolla y dejamos que se haga, al principio a fuego alto y hacia el final al mínimo, hasta que adquiera un color marrón (ojo, no debe estar quemada). Serán más o menos 20 minutos.
Cuando tengamos la cebolla lista, añadimos la nata (crema de leche) y en cuanto empiece a levantar hervor, vertemos dentro de la misma tartera 1 litro y medio del caldo que habíamos reservado.
Añadimos la hoja de laurel y salpimentamos. Lo mejor es usar sal y pimienta recién molida. Tened en cuenta también que, al llevar tanta cebolla, la sopa estará muy dulce así que no seáis tímidos con la sal.
Cuando empiece a hervir, bajamos el fuego y dejamos que se haga durante 15 minutos.
Esta sopa se acompaña normalmente de pan tostado con queso fundido así que podemos aprovechar esos 15 minutos de cocción para poner en el horno unas tostaditas. Nosotras hemos usado queso Gouda pero podéis poner el que más os apetezca.
Servimos y ya tenemos un remedio antifrío perfecto.
Fuente: este post proviene de Vuelta y vuelta, donde puedes consultar el contenido original.
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