Buenos días a todos.
Siento no haber estado con vosotros en un tiempo, pero con los dos peques no me encontraba para poder poneros más recetas, intentaré estar aquí por lo menos una vez a la semana, espero que pueda llevarlo así.
Hoy estoy encantada de poderos presentar uno de los platos más característicos de mi tierra, mi madre es muy buena a la hora de hacer este plato aunque el verdadero artista y ejecutor de este plato es mi padre y si se pone a hacerlo en la lumbre ya ?pa qué?.
Bueno, no me enrollo más y os lo presento, hoy en el blog Ajo Mataero.
Ingredientes.-
Un pan casero grande
Una cabeza de ajos
Un kilo de hígado de cerdo y su asadura
550 grs de papada
Clavo
Canela
Orégano
Pimentón dulce
Pimienta negra
Sal
AceitePreparación.-
Cogemos el pan y lo dejamos secar por dos días sin tapar y totalmente al aire. Éste lo cogí el jueves y lo dejé secar todo el jueves y el viernes y el sábado por la mañana pasé al siguiente paso que ahora os cuento.
Se corta el pan en rodajas de tres dedos de grosor y se saca la miga, toda la miga del pan se va a poner encima de un trapo de cocina limpio para poder desmigar y dejarlo ahí para que la molla siga secándose.
Cuando hayamos sacado toda la miga del pan, reservamos todas las cortezas en una bolsa de plástico que nos servirán para comernos el ajo cuando esté terminado.
Vamos con la miga, cogemos pequeños trozos de miga y la deshacemos entre las manos hasta conseguir migas muy finitas de pan.
Después de desmigar el pan y remolerlo, dejamos secar encima de un paño la miga un par de días, yo lo hice el sábado por la mañana y lo hice el lunes.
Lunes: cogemos una sartén honda y echamos abundante aceite para freír.
Cuando el aceite esté caliente echamos a freír la papada cortada en tacos.
Cuando ya esté bien frita la sacamos y la escurrimos bien.
En el mismo aceite que hemos frito la papada, freiremos el higado y la asadura cortadas en tacos, el hígado lo dejaremos más grande, ya que luego lo tenemos que picar.
Mientras la carne se fríe, pelamos y picamos en un mortero los ajos con un poco de sal.
Cuando ya la carne esté bien frita, la sacamos y escurrimos y picamos en el vaso de la batidora las tres cuartas partes del higado, hasta que quede bien picado pero que no quede hecho una pasta. El resto de la carne la reservamos junta aparte.
Cuando ya tengamos el hígado picado lo echamos en un plato y la mezclamos con el ajo picado.
En la sartén en la que hemos frito la carne, dejaremos el aceite y lo pondremos a calentar, añadiremos allí el hígado picado, la miga de pan y cinco cucharadas de pimentón dulce.
Damos vueltas para que el pimentón no se queme y para que el pan vaya cogiendo la grasa.
Añadimos cinco vasos de agua y vamos dando vueltas.
Ahora añadiremos el resto de las especias: una punta de cuchara de orégano en polvo, una punta de cuchara de clavo, una cucharada y media de canela en polvo, una cucharada y media de pimienta negra.
Damos vueltas a fin de que las especias queden todas bien integradas y rectificamos de sal.
NOTA: os recuerdo que es mejor dejarlo soso de alguna especia porque luego se puede rectificar sobre la marcha, más vale quedarse corto que pasarse.
Damos vueltas para que no se vaya pegando y de cuando en cuando iremos probando para rectificar sabores.
Cuando eche a hervir iremos dando vueltas sin parar, suave, para que no se pegue y cuando empiece a dar el aceite (el aceite sale por encima de la superficie) estará listo para comer.
Podemos decorar con piñones y añadiendo los trozos de la carne a la hora de servir.
¿Os acordáis de las cortezas del pan? Os servirán de cuchara para comer el ajo.
Servir y comer caliente.
A disfrutar.
Fuente: este post proviene de Cocinando para cien mil vikingos, ¿Qué hago de comer hoy?, donde puedes consultar el contenido original.
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