Bragasauneurooooooooooooooo bragasauneurooooooooooooooooooooo ¡¡¡Niñas!!! Bragas a un euro, la que no se tapa el chichi es porque no quiere!
Y así, venden bragas en mi barrio.
Nada de delgadas modelos desfilando con alas de encaje, ni de sutilezas tales como insinuaciones, medias palabras o miradas provocadoras.
En mi barrio somos prácticos. Las bragas no te las pones para convertirte en supermodelo photoshopeada al instante, te las pones por una cuestión práctica: conviene ir por la vida con el chichi tapado.
Y para eso, con un euro te sobra.
Luego ya podemos entrar en disgresiones sobre si más monas o menos monas, encajes, algodón o nylon, braga, braguita, arrefajo o tanga. Pero para ir por la vida, no hay que complicarse ni un poquito de na.
Yo tengo un puñao, un poco de cada cosa, y me voy apañando con ello. Y tengo las bragas de ligar, que son mágicas. Te las pones y ligas. ¿Y por qué? Porque son enormes, están raídas y tienen rayas amarillas y negras y una abeja maya en mitad del trasero. Y ya sabéis lo que dicen de la ley de Murphy? no vas a ligar el día que vas conjuntada y mona, no? eso no tendría gracia.
Ahora están fuera de uso, pero las conservo por los buenos recuerdos ^_^
Una de las primeras cosas que descubrí cuando empecé a vivir sola fue que todas mis bragas no eran suficientes. ¿Cuanto es eso? Tantas como necesites para sobrevivir un ciclo de lavadora entero. Es decir, si rebuscas en el cesto de la ropa, rescatas unas, las lavas a mano y las tiendes en el radiador? no tienes suficientes. Esto ocurre porque cuando uno se divide a la mitad, pone lavadoras cada el doble de días. Luego dejas de vivir sola otra vez y entiendes que para comprimir todo aquello en un cajón vas a necesitar algo de ayuda? y hacer un poco de criba.
El vikingo no dice nada, con algunas excepciones. Pero a veces pongo unas braguitas [que quede claro: yo solo tengo braguitas, y monas] en la mochila del gimnasio y cuando salgo de la ducha y voy a cogerlas? hay otras.
El otro día le pillé in fraganti dandome el cambiazo, y al menos estoy tranquila con respecto a mi equilibrio mental: no se me va tanto la cabeza, es que, efectivamente, eran otras.
Desde luego, todo esto no deja de ser una grave injusticia y un agravio comparativo. Y me refiero al hecho de que la zona de ropa interior femenina ocupe una planta propia de cualquier tienda de moda, mientras que para ellos como mucho tienen una columna con "boxers-slips-y algún tanga despistado".
Y no puede ser. Que una se esfuerza en ir mona por la vida y ¿Cómo nos lo pagan? Con calzoncillos abanderado, o como toda sofisticación, boxers de cuadritos.
Me niego. Quiero tangas masculinos de encaje ya. Y si les pica? también a nosotras!
Receta elaborada para el Reto de Tia Alia, organizado este mes por Cocinando un abril encantado
INGREDIENTES
[APERITIVO PARA CUATRO]
Almejas, 500 g
Cebolla, media [80-100 g]
Vino blanco, medio vaso [100 ml aprox]
Harina, una cucharada sopera
Pimentón, 1/4 de cucharadita
Ajo, dos dientes
Aceite, 1 cucharada
Perejil
Sal
Agua
MODUS OPERANDI
Lavamos las almejas en abundante agua por la arena que puedan conservar. Reservamos.
Limpiamos y picamos la cebolla muy menuda, y la ponemos a pochar en una sartén con una cucharada de aceite y un poco de sal. Cuando esté ya blandita, añadimos la harina, removemos hasta que no haya harina cruda, añadimos el pimentón, removemos bien otra vez y en menos de un minuto echamos las almejas y el vino blanco.
Es importante que la harina no se quede cruda, y que el pimentón no se queme. Esta será toda la complicación de la receta. Una vez superado este punto, la vida te sonreirá y las almejas se portarán bien.
Con las almejas en la sartén, les damos un par de meneos para que entren en calor y dejamos que el vino reduzca un poco y evapore el alcohol.
En este tiempo preparamos en el mortero una majada de ajo y perejil, bien machacado, y lo desleímos con un poco de agua. Si pones una pizca de sal a los ajos no saltarán, pero ojo, que ya hemos puesto sal a la cebolla, no te pases!
Cuando el vino haya reducido a la mitad, añadimos a la sartén el contenido del mortero y un poco más de agua, medio vaso aproximadamente, y ponemos una tapa. Las almejas tardarán en abrirse unos 2 o 3 minutos, puedes dejar que se cocinen hasta que la salsa esté en su punto pero no te recomiendo tardar más de 5 minutos.
Si la salsa está muy líquida, es mejor retirar las almejas, reducirla sola el tiempo que necesite y volver a echarlas para darles un meneo final.