Ama, las buceadoras japonesas que luchan por no desaparecer

Turismo Gastronómico > Japón > Ise Shima

Por: Xabier Sánchez Duro

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El crepitar del fuego en una cabaña a penas unos metros del mar, la barca, aún humeda, descansa sobre la tierra, y la que probablemente sea la última generación de una larga estirpe de buceadoras, calentándose frente a las llamas, antes de volver a sumergerse a pleno pulmón en las calmas aguas de la bahía de Shima en busca de abulon, langosta, vieiras, caracoles marinos y algas, que posteriormente cocinarán en el restaurante que todavía da a conocer esta tradición que se remonta a más de 3.000 años.

2.000 Ama aún residen en la ciudad de Toba, situada en la región de Ise Shima de la Prefectura de Mie. Estas mujeres buceadoras, que, equipadas tan solo con un neopreno blanco y unas gafas de buceo, siguen recolectando a mano la amplia variedad de marisco y algas que la costa de la zona más gastronómica y espiritual de Japón ofrece.

"Vamos con la barca a casi 1 kilómetro de la costa y, con tan solo estos neoprenos y unas gafas de buceo, nos sumergemos a 10 metros de profundidad durante 1 minuto, una media de 30 veces a la hora. Después volvemos a las cabañas para descansar, y otra vez nos hacemos a la mar" me confiesa una de las Ama, con más de 65 años de edad, mientras asa al fuego las vieiras que a penas unas horas antes acababa de recolectar a mano.

"Mi hija vive en Irlanda, ella no quiere dedicarsea ésto. Mi madre era buceadora, mi abuela tmbién, pero probablemente nosotras seamos la última generación" se lamenta.

Vivir la tradición

El Ama Hut Satoumian es una grupo ama-goya o cabañas para buceadoras reconvertidas en restaurante. Está situado en la ciudad de Shima, a menos de dos pasos del mar. En él, de una forma completamente innnovadora, se busca mantener viva esta tradición que se hoy en día se ve en riesgo de desaparecer por falta de relevo generacional.

En Satoumian, las propias buceadoras Ama cocinan para los grupos de comensales y turistas el marisco que momentos antes han recolectado con sus propias manos. También cuenta con un réplica de una de las chozas de descanso tradicionales, a modo de museo, y da la oportunidad al curioso de sentirse una buceadora por unos instantes al probarse el traje con el que ataviadas se hacen al mar estas luchadoras.
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Los últimos coletazos

Hoy en día quedan poco más de 2.000 buceadoras, 8.000 menos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando esta prática vivía su mayor apogeo. En la bahía de Ago, en Shima, el principal área de actividad de estas mujeres, tan sólo quedan 25 de ellas.

La media de edad de esta comunidad ronda los 65 años, Las buceadoras más ancianas superan los 80 años, resistiéndose así al final del medio de subsistencia que practicaron años atras sus madres y abuelas.

Las nuevas generaciones no tienen interés en un negocio que, en uno de los peores días, puede dejar 20,00 € de recompensa tras haber arriesgado tu vida en la recolección de un marisco cada vez más escaso en la zona por culpa de la actividad humana industrial, limitada ahora por las nuevas leyes de protección de la bahía y su biodiversidad.
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Ama en la Prefectura de Mie, fuente Wikipedia

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