El restaurante Cobo Vintage , ubicado en pleno corazón de Burgos, es la única Estrella Michelin que posee la ciudad castellana. Un lugar al que tuve el placer de acudir para probar su menú degustación Langre.
Tras un largo tiempo sin dar señales de vida, creo que ya era hora de que volviera a manifestarme en la web. Es hora de retomar viejas rutinas, volver a hábitos tan reconfortantes como es hablaros desde este blog y por supuesto, nuevas publicaciones en las que compartir con vosotros mis vivencias culinarias.
Y qué mejor forma, para retomar mi vuelta a Azúcar y Orégano, que con este nuevo post en el que visito, por primera vez, un restaurante de Estrella Michelin. A lo mejor, para muchos de vosotros, esto no es tan glamuroso, pero para mí fue todo un acontecimiento. Como cuando eres una niña con zapatos nuevos.
Realmente va hacer casi un año desde que visité Cobo Vintage y todavía no había tenido la oportunidad de sentarme a escribir bien, como se merece, esta reseña o como se dice ahora: review. Por tanto, perdonadme si tengo alguna laguna de este día.
Nada más entrar nos recibieron y nos llevaron hasta nuestra mesa, una reserva de dos comensales. Para saber que habíamos escogido el menú degustación nos habían ubicado en la mesa una manzana. La verdad es que la camarera fue un encanto durante toda la comida y nos estuvo explicando todos y cada uno de los platos.
Comenzamos nuestra larga tanda con una degustación de panes y aceites, así como con un vermut denominado olas y olivas. Ya que a pesar de que estabas comiendo una aceituno o una oliva, podías saborear el sabor del mar gracias al alga que se posaba sobre ella.
A continuación, probamos una serie de bocados que hacían un poco el papel de mar y tierra. Por ejemplo, encontrábamos el representante del océano, como era el parfait de carabinero, coca escaldada y salazón. Mientras que lo terrenal se simbolizaba a través de la galleta de morcilla, con crema y helado de cebolla orcal.
Luego pasamos al siguiente entrante que era un corte de foie macerado con geles frutales y pan de especias. Lo cierto es que este plato me encantó y en parte, fue fácil, porque me encanta el foie. Me gusta mucho untado, sobre solomillo, etc. Además, me pareció superingenioso presentarlo como si fuera un corte de helado.
La croqueta melosa de leche fresca de vaca suponía el fin de la tanda de entrantes o como lo nombra Cobo Vintage, es decir, finalizamos el índice y pasamos al prólogo. Porque los menús de este restaurante están ideados como si fuera una novela. De nuevo, esa creatividad presente también durante la comida.
Para iniciar esta nueva fase nos propusieron unas anchoas del Cantábrico sobre un sobado pasiego y pimientos rústicos y fue increíble. Estaba riquísimo, fijaos si ya hace tiempo que comí allí, pero este plato me impresionó tanto, que todavía tengo el recuerdo.
A continuación, pasamos a un plato un poco más contundente como fue este arroz guisado con pollo campero. Un arroz meloso y con un intenso sabor. Para mí, una apasionada de los risottos y de las paellas, apreciar tanto esa contundencia en las papilas degustativas, me indicaba que era un plato de diez.
Luego fue el turno del pescado. Recordad que la filosofía de cocina de Cobo Vintage se caracteriza por la mezcla de la cocina castellana y cantábrica. Por lo que, aunque el restaurante se ubique en Burgos, la tradición de Cantabria sigue presente gracias a platos como esta merluza de El Vallés.
El prólogo termina con un solomillo de vaca frisona, espinaca al ajillo y cebolleta glaseada, para dar comienzo al desenlace, es decir, a los tan queridos, aclamados y deseados postres. Unos postres que comienzan con uno llamado cítrico, que nos ayuda a despejar nuestro paladar de los anteriores platos.
Más tarde pasamos a uno que me recordaba muchísimo a los sabores de mi tierra, Andalucía. Era la galleta de almendras, crema de vainilla y helado de arroz con leche. Cuando lo probé, su sabor me trasladó al pasado, a las Navidades, a los polvorones…
Finalmente, esta contienda culinaria se remató con unos petit fours. Es decir, como unos bombones de diferentes sabores y texturas metidos como en una especie de cofre.
Como os imaginaréis, mi valoración del Cobo Vintage es impecable. Disfruté muchísimo en él, nos trataron genial, no nos metieron prisa para acabar, nos explicaban todos los platos… Fue una gran experiencia y ahora que su sumo sacerdote, Miguel Cobo, inicia una nueva aventura con Cobo Estratos, creo que era necesaria esta publicación a modo de homenaje y para desearle mucha suerte.
Así que no me enrollo más y os dejo mi humilde valoración de este restaurante de Estrella Michelin, ubicado en pleno centro de Burgos.
Comida
Servicio
Presentación
Emplazamiento
Promedio
Fuente: este post proviene de Azúcar y Orégano - El recetario gastronómico 2.0, donde puedes consultar el contenido original.
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