Comer Yakitori en el Tokio de 1950: Omoide Yokocho

Turismo Gastronómico > Japón > Tokio

Por: Xabier Sánchez Duro

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Cuando hablamos de Tokio nos gusta referirnos a ella como la ciudad en la que todo es posible. Hemos cenado en restaurantes robot, comido encerrados en una celda de Alcatraz, nos hemos dado de bruces con el Japón más tradicional en la capital de la vanguardia tecnológica y la extravagancia. Hasta podemos presumir de haber viajado en el tiempo hasta el Tokio de 1950.

Shinjuku es uno de los barrios más grandes y repletos de actividad de la ciudad. Su estación, con un promedio de 3,64 millones de pasajeros al día, es la más transitada de Tokio, y está recogida en el Libro Guinness de los Récords como el área de transporte más activo del mundo, con 36 andenes y cerca de 200 salidas.

Tras la salida oeste de esta titánica estación nos encontraremos con Omoide Yokocho o el Callejón de los Recuerdos. Junto a las vías del tren se extiende este grupo de callejuelas, siendo la de Omoide la principal, en las que se apelotonan más de 70 minúsculos locales conocidos como izakaya, barras con capacidad para 8 o 10 comensales, en las que los japoneses se reúnen tras sus largas y agotadoras jornadas de trabajo para desinhibirse un poco​ disfrutando de una jarra bien fría de cerveza y un surtido de yakitori (brochetas de pollo).

Hoy en día Omoide Yokocho es una de las zonas más transitadas no sólo por japoneses, también por los turistas curiosos, habiendo afectado así al precio de la zona, pero no a la calidad de sus brochetas de pollo, ternera, cerdo y casquería en general, además del ambiente que nos transporta al Tokio anterior a la II Guerra Mundial, cuando los 70 locales que hoy forman el callejón llegaron a ser en su día más de 300.
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Los alrededores de la estación era tradicionalmente una zona en la que se apelotonaban puestos callejeros de ropa, zapatos, libros, artículos de segunda mano y, cómo no, comida callejera. Tras la II Guerra Mundial, la zona fue completamente destruida, resurgiendo de sus cenizas en 1946 cuando se convirtió en uno de los mayores mercados negros de la ciudad, en una calle a la que se denominó Lucky Street.

Tras que en 1947 el gobierno japonés restringiera el comercio y artículos de primera necesidad pasaran a ser controlados por ellos, los locales se vieron obligados a transformarse en puestos de comida en los que se cocinaba la casquería traída por las tropas estadounidenses. Las brochetas yakitori recibieron una especial acogida por parte de los japoneses y los soldados, haciendo que la zona prosperase y llegara a superar los 300 locales en la década de los 60.

Con el tiempo, muchos locales se vieron obligados a cerrar debido a la ocupación ilegal, quedando tan sólo los 70 que ahora forman Omoide Yokocho. Desgraciadamente, en 1999 la zona volvió quedar completamente destruida tras ser arrasada por un incendio, siendo posteriormente reconstruida a imagen y semejanza del original.
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Probablemente hayáis oído llamar a este lugar como el Callejón del Pis, debido a que en 1940, a falta de baños públicos en las inmediaciones, los clientes, probablemente borrachos, meaban junto a los puestos de comida, impregnando del característico olor a la zona. Hoy en día, la calle está dotada con baños públicos, además de los que algunos locales tienen a disposición de los clientes, quedándose esta denominación en una mera anécdota.

Aunque Omoide Yokocho es uno de los callejones del pis más conocidos de Tokio, todos los barrios y zonas cuentan con el suyo propio, no tengáis miedo a perderos y callejonear, pues probablemente, tarde o temprano, daréis con alguna de estas callejuelas, lejos de la masificación turística y en las que disfrutar de una experiencia enriquecedora y, seguramente, más tranquila... Y barata.

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