Y si no estamos a dieta, igualmente. Está buenísima esta tarta. Veréis que con muy pocos ingredientes, y escaso tiempo, tendremos un postre especial para sorprender nuestro paladar.
Los ingredientes que necesitaremos para 4 personas son:
- 500 gr. de queso fresco (tipo Burgos)
- 300 ml. de leche. Podréis elegir la que queráis. Yo utilizo leche de vaca semidesnatada.
- 6 láminas de gelatina. (o lo que es lo mismo 9 gr. aprox.)
- Un paquete de galletas. Yo utilizo galletas María.
- Mantequilla templada.
- Mermelada de frambuesa (u otro sabor a gusto)
- Endulzante al gusto.
Quiero señalar dos cosas. La mermelada se puede sustituir con fruta batida, o incluso con trozos de fruta por encima o frutos secos... Esto a nuestra imaginación.
Y la segunda, es el endulzante. Yo suelo utilizar panela, pero se puede utilizar azúcar blanco, moreno, de caña. O también una opción más saludable, dátiles batidos en agua y formará una pasta endulzante de lo más natural.
Una vez que tenemos todos nuestros ingredientes seleccionados, vamos a por esta estupenda tarta.
Primero de todo, moleremos las galletas y una vez hecho, les añadiremos la mantequilla para hacer nuestra base. Cuando hayamos puesto la mezcla en el recipiente. Este lo meteremos en la nevera para que se haga más consistente.
En un cazo, añadiremos la leche para calentarla.
Mientras se calienta, cogeremos el queso y lo batiremos, hasta que se quede queso batido. (También se puede comprar directamente el queso batido, pero a mi me gusta más la consistencia batiéndolo nosotros mismos, y también es más económico.)
Pondremos las láminas de gelatina en remojo.
Una vez que la leche está caliente, pero sin llegar a hervir, añadimos el queso batido y vamos removiendo lentamente sin parar.
Cuando ya estén mezclados la leche y el queso, añadiremos las láminas escurridas. Y seguiremos removiendo. Una vez diluidas en la mezcla, añadiremos el endulzante. Como he dicho previamente, a gusto de cada uno.
Cuando está todo bien mezclado. Apagamos el fuego y dejamos que enfríe.
Pasados unos minutos, sacaremos el recipiente de la nevera y poco a poco iremos añadiendo la mezcla del cazo. Nos podemos ayudar con una cuchara para que no se desmorone la base.
Cuando no esté tan caliente, se meterá en la nevera por 4-6 horas, hasta que la mezcla esté sólida.
Ahí será el momento de añadirle por encima la mermelada, o lo que hayamos elegido.
Y...¡a disfrutar este dulce postre!
Que aproveche.