Uno de los culpables podría ser el plato que hoy vamos a realizar: gambas al ajillo en Thermomix.
Las gambas al ajillo son un tradicional y popular plato que nace en Madrid, en las tascas y tabernas que la capital acoge.
No menos frecuentes resultan en el sur, recibiendo el nombre de gambas al pil pil, onomatopeya que reproduce el delicioso sonido de los crustáceos al chisporrotear en un mar de aceite.
Sería imposible explicar el origen de las gambas al ajillo sin viajar hasta las antiguas colonias españolas en Latinoamérica. Allí los criollos combinaron el ajo con las gambas, y el toque picoso de la guindilla, matiz desconocido en la península por aquel entonces.
Cómo hacer gambas al ajillo en Thermomix
A priori la ejecución del plato no entraña dificultad, pero tiene su ciencia.
Tradicionalmente, se han elaborado en cazuela de barro. Esta se ponía al fuego directo con una cantidad generosa de aceite de oliva virgen extra, que una vez caliente, recibía el ajo laminado y una guindilla, para posteriormente, y ya fuera del fuego, cocinar in situ las gambas peladas. El colofón final venía dado por un poco de perejil picado que se espolvoreaba por encima.
Pero hoy vamos a ver cómo podemos hacer uso del potencial de nuestra Thermomix para que nos queden deliciosas
Hay que tener en cuenta algunas variables.
Lo primero de todo, es pelar y secar correctamente las gambas, lo que impedirá que se cuezan.
Asimismo, trataremos de que el aceite esté muy caliente, y de no agregar demasiadas gambas de golpe, lo que nuevamente podría provocar que se cocieran.
Por supuesto, no deberíamos descuidar la calidad de la materia prima, especialmente de la gamba.
En el mercado encontramos un sinfín de variedades en todas sus formas y tamaños, tanto congeladas como frescas. El tamaño de las mismas determinará el tiempo de fritura que necesitan.
Con el objetivo de hacer la receta lo más asequible posible, he empleado unas gambas arroceras, eso sí, frescas. Poniendo mimo y empeño obtendremos un resultado espectacular.
Ingredientes:
Colas de gambas peladas 400 g.
Dientes de ajo 5 unidades
Cayena 2 unidades
Aceite de oliva virgen extra 100 ml.
Perejil fresco
Sal
Elaboración:
Hay que tener en cuenta que es un plato para disfrutar al momento, por lo que no tendríamos anticiparnos a su elaboración. Primeramente, pelaremos las gambas, desechando la cabeza y extrayendo la tripa que recorre toda la cavidad ventral, distinguiéndose como un fino hilo negro.
Seguidamente, pelaremos los ajos y los introduciremos en el vaso de la Thermomix. La calidad del ajo es algo a considerar, siendo aconsejable utilizar ajo español, y más concretamente de las Pedroñeras, que aportará un sabor intenso y ligeramente picante a nuestro plato.
Verteremos también el aceite, y trituraremos 5 segundos a velocidad 5. No más, ya que no nos interesa lograr una papilla, sino más bien un ajo troceado, visible y con cierta textura. Con una espátula o lengua bajaremos los restos pegados en la pared hacia el fondo.
Incorporaremos las cayenas que pueden ser dos, una o, si no nos gusta en exceso el picante, ninguna. Sofreiremos junto a los ajos 7 minutos, función Varoma y velocidad 1. Sin abrir la tapa, añadiremos las gambas previamente escurridas y secadas, tras lo cual sazonaremos.
Programaremos 5 minutos, función Varoma a velocidad 1, sin el cubilete, permitiendo así que los vapores escapen y no se concentren en el interior, cociendo las gambas. Serviremos inmediatamente con un poco de perejil picado espolvoreado por encima.
En caso de hacer uso de gambas congeladas, preferiblemente, las descongelaremos la noche anterior, procediendo a secarlas concienzudamente. El agua es el principal enemigo de unas sobresalientes gambas al ajillo, pudiendo quedar aguachinadas e insípidas.
Otro consejo que no suele darse, y que os ayudará a conseguir unas gambas al ajillo de concurso, es que nunca, y bajo ningún concepto, apelotonaremos las gambas. Es más, para estas proporciones en concreto, mejor hacerlas en dos tandas, dividendo los ingredientes.
Como sugerencia de presentación, y pese a no haber sido cocinadas directamente en el barro, podemos echarlas en unas cazuelas de barro que idealmente habremos calentado en el horno. De este modo emularemos el alegre chisporroteo de las gambas al ajillo tradicionales.
Excepcionalmente, hay quien les añade un chorrito de jerez seco, manzanilla o, incluso, limón. Estos ingredientes se suman al final, fuera del fuego, con la cazuelita o plato aún tapado. Lo fundamental es que las gambas queden jugosas, con un pronunciado sabor a ajo.
Me consta que muchos saben apreciar las recomendaciones que desde aquí doy a veces acerca del maridaje. Las gambas al ajillo suponen un punch al paladar, requiriendo de un vino con cuerpo y cierto embiste. Sin entrar en bodegas concretas, os propongo un espumoso extra brut.
¡Qué aproveche!
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