La demonización de los alimentos

Actualidad > Artículos

Por: Laura Moya de Hazia

Imagen


Es curioso cómo funciona el cerebro humano frente a algo que nos asombra, nos da miedo o simplemente lo desconocemos. Y cuando hablamos de alimentos, en la gran mayoría de las ocasiones, tendemos a demonizarlos, rechazarlos y echarlos de nuestra mesa sin planteárnoslo dos veces.

Seguro que un par de meses atrás habéis oído la noticia sobre la muerte de un joven estudiante belga que murió por consumir un plato de pasta cocinada en su casa cinco días atrás. En ese momento saltó a la palestra el comúnmente denominado “síndrome del arroz frito”, que no es otra cosa que una intoxicación alimentaria causada por la bacteria “Bacillus cereus”, que en este caso se multiplicó infinitamente en un alimento almacenado a temperatura ambiente.

Tras este episodio, no era raro oír en cualquier conversación cosas como “¿Y ya no vamos a poder comer pasta?” o algo así “-Y, ¿qué dices? ¿Que también puede pasarte por calentar el arroz en el microondas? –Como lo oyes, olvídate de la pasta y el arroz”.

Otro caso también muy sonado sobre la demonización de un alimento y claro ejemplo del miedo que nos puede provocar el mismo, es la intoxicación y, muerte en consecuencia, por las setas colmenilla en un prestigioso restaurante de Valencia. De hecho, nosotras mismas nos hicimos eco del caso en el artículo “Intoxicaciones alimentarias, ¿qué consecuencias tienen para el establecimiento?”. Tras esta desafortunada intoxicación, muchos fueron los artículos que se escribieron contando las bondades y los peligros de no sólo esta seta sino, de muchas de ellas. Y más fueron los establecimientos que eliminaron, sin pensárselo dos veces, este manjar culinario de sus ofertas gastronómicas.

Y aquí viene, he de confesarlo, mi preferido. El huevo. Y todo aquello que haya sido cocinado con huevo: mayonesa, tortilla de patatas, ensaladilla rusa, salsas… Este inocente ingrediente, casi imprescindible de nuestra cocina y en las de todo el mundo, es de los alimentos que más miedo provoca. Y no seré yo quien diga que en parte no se merece esta fama, ya que aunque no tengamos ni idea sobre toda la fauna bacteriana que puede provocarnos una toxiinfección alimentaria, de sobra es conocida por todos la Salmonella. Pero si nos dejamos llevar por estos ataques de pánico culinarios repentinos, pronto nos quedaremos sin un bocado para llevarnos a la boca.

Hasta ahora sólo hemos comentado tres casos, pero hay muchísimos más. ¿Y si os recuerdo la crisis de los pepinos de Alemania que provocó la muerte de medio centenar de personas? Aquel 2011, incontables toneladas de pepinos fueron desechadas. Hoy, ocho años después pocos somos los que recordamos que no fueron pepinos los causantes de las muertes, si no unos brotes germinados procedentes de Baja Sajonia. Tal vez la opción más coherente, antes de declararle odio eterno a un alimento, sea aprender a tratarlo con respeto y conocer qué es lo que tenemos que hacer a la hora de manipularlo.

Fuente: este post proviene de este blog, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Alimentación y Nutrición Por: Redacción Alimentos capaces de prevenir el cáncer, curar la depresión sin necesidad de apoyo psicológico o fuentes de la eterna juventud. El concepto del ...

Recomendamos