Si ya la crema de nueces estaba deliciosa, esta de almendras es un éxito rotundo. Está exquisita! En alguna ocasión había probado la crema de almendras comercial, la que venden en el super y decir tiene que nada tienen que ver una con la otra. El sabor, aroma y textura de la crema casera es espectacular y creedme que adictivo. Una vez la pruebas engancha!
Con esta elaboración, nos enriquecemos de los beneficios que nos aportan las almendras, ya que son ricas en proteína vegetal, en ácidos grasos esenciales, hidratos de carbono, fibra, vitaminas del grupo B y E, fósforo, hierro, sodio, potasio y magnesio.
El consumo regular de almendras crudas está relacionado con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares o del corazón como arteriosclerosis, infarto de miocardio, angina de pecho, hipertensión, etc. Además, la almendra, junto con las semillas de sésamo, es una de las principales fuentes de calcio que nos podemos encontrar en el reino vegetal.
Esta crema resulta ideal para tomarla untada en pan, sobre galletas, con fruta, yogurt, incorporarla a postres, o simplemente como a vez hago yo, comerla a cucharadas.
Preparación:
Comenzamos tostando las almendras en el horno. Para ello ponemos sobre la bandeja del horno un papel sulfurizado y encima las almendras. Encendemos el horno a 180º y sin precalentar, introducimos las almendras. Las dejamos como unos 10 minutos o hasta que estén tostaditas pero cuidando que no se quemen. Otra alternativa es tostarlas en la sartén amplia, para ello ponemos todas las almendras que quepan en una capa (sin amontonarlas) y las tostamos a fuego medio bajo removiéndolas de vez en cuando.
Introducimos las almendras en la batidora junto con la pizca de canela y de sal y las picamos a máxima potencia unos minutos. Abrimos la batidora, bajamos la mezcla de las paredes y seguimos triturando a media potencia hasta obtener una pasta cremosa (la trituración prolongada ha hecho que el fruto expulse su aceite). Debemos parar de vez en cuando para bajar la pasta de las paredes de la batidora y así también evitar que se caliente el motor.
Una vez líquida la crema, esperamos a que se enfríe y la vertemos en un tarrito de cristal y la guardamos en el frigorífico. A tener en cuenta que gana consistencia al enfriarse.
¡Dedícate tiempo, disfruta cuidándote!