Y no iba a terminar la temporada sin publicar una última receta de estos pastelitos que tan tentadores me resultan.
Para salir por la puerta grande es además una receta de aprovechamiento, para demostrar que cuando llega algo a nuestras manos que no nos acaba de gustar demasiado siempre podemos sacarle partido.
Os he contado muchas veces que estoy suscrita a una cajita de degustación de productos. Cada mes llega a casa cargada de cosas.
Unas veces nos gusta más, otras veces nos gusta menos.
Fue así como llegó a mis manos una bebida de avena, coco y plátano con la que no sabía que hacer.
No soy nada amiga de estas bebidas tan teóricamente saludables, ni de zumos, refrescos, tés envasados... en realidad casi ninguna bebida me gusta más allá del agua, la leche (si no sabe a vaca, por supuesto) el café y la cerveza.
He salido sibarita y bastante barata en lo que a bebidas se refiere.
¿Qué hacer con aquello?
Una receta por supuesto.
Para mí no hay mejor forma de dar salida a lo que no queremos.
Y ahora tú estarás pensando de dónde narices sacar la dichosa bebida para hacer la receta.
Si quieres que te sea sincera soy incapaz de recordar la botella. De heho no me acordaba de estos muffins hasta que estuve haciendo repaso de las recetas en borradores.
Pero cero problema porque podrás sustituir la bebida por una lata de leche de coco, o por bebida vegetal de avena (o de arroz, soja, nueces, almendras...) o por yogur, o leche... Cualquier bebida que se te ocurra o que tengas en casa irá bien.
Reconozco además que el supuesto sabor a coco y plátano (y digo supuesto porque tengo un vago recuerdo de que sabía bien poco) me vino de perlas para añadir unos copos de coco y unos chips de plátano que se aburrían en una balda.
Si ya os lo había advertido, ha sido una receta del más puro aprovechamiento.
Y el resultado más que bueno.
¿Son los mejores muffins del mundo? No
¿Están buenos? Sí
Son tiernos, esponjosos, húmedos... tienen todo lo que han de tener, pero creo que he llegado a tal punto que necesito too much para llegar al punto wow cuando pruebo un muffin y que me sorprenda realmente.
Bien sabéis que si no estuvieran buenos no estarían aquí, sólo es que cada vez soy más exigente con estos bocaditos que tantísimo me gustan y me gusta cocinar.
A la vista está que el interior es más que provocador.
Además me encanta hornearlos en tulipas de papel. Salen bien grandotes y se meten por los ojos.
Bien es cierto que a todos nos vendría mejor prepararlos de un tamaño un poco más reducido e ir restando calorías desde por la mañana (es que son mi desayuno preferido, y casi me quitan de un plumazo el mal humor) pero a estas alturas la operación biquini está perdida y los comerciantes deseosos de vendernos trajes de baño nuevos y mucho más bonitos, así que vamos a dejarnos arrastrar por el consumismo y la gula.
Y si algo de bueno tienen los muffins es que no necesitan mucho tiempo de horneado, lo que con el tiempo que se nos viene encima se agradece.
Vaya por delante que el horno en mi casa funciona todo el año, pero no se lleva con la misma alegría en noviembre que en julio, y ahora con las nuevas tarifas de la luz que están en boca de todos igual se convierte en un lujo más caro que comprar caviar de Beluga, así que esta receta es ideal de preparar lo mires por donde lo mires.
¿Que no te gusta desayunar o merendar siempre lo mismo? Pues los envuelves en film transparente, los metes todos juntos en una bolsa con cierre zip y al congelador.
Cuando te apetezca uno lo sacas, lo dejas al sol del verano y listo en cuestión de segundos (venga va, que me he venido arriba y estoy exagerando, pero que en un rato está descongelado a temperatura ambiente)
Espero haberos convencido y que llevéis estos muffins a vuestro horno ¡no os vais a arrepentir!
¿Alguien se apunta a desayunar (o lo que se tercie según la hora a la que me leas) conmigo y con uno de estos?
Ingredientes:
* 400 ml de batido de coco, plátano y avena
* 100 gramos de aceite de oliva virgen extra
* 3 huevos
* 150 gramos de azúcar
* 1 sobre de levadura química (15 gramos)
* 300 gramos de harina
* 55 gramos de coco en copos (o rallado)
* 100 gramos de chips de plátano
* 1 cucharadita de harina
* Copos de avena
Elaboración:
1. En un bol ponemos los huevos, el azúcar, el batido y el AOVE y mezclamos lo justo hasta integrar.
2. Añadimos la levadura química y la harina y batimos lo justo para que quede una mezcla sin grumos.
3. En un bol aparte ponemos los chips de plátano y una cucharadita de harina. Mezclamos bien para que queden impregnados de harina.
4. Añadimos el coco en copos o rallado y los chips de plátano a la masa de los muffins y con ayuda de una espátula repartimos bien por la masa.
5. Ponemos las cápsulas que vayamos a utilizar en una bandeja para muffins y con ayuda de una cuchara para helados vamos repartiendo la masa.
6. Espolvoreamos por encima con unos copos de avena.
7. Introducimos en el horno precalentado a 200º C y horneamos diez minutos. Pasado este tiempo bajamos a 180º C y horneamos unos 15 minutos más o hasta que al pinchar con una brocheta de madera en el centro de los muffins esta salga limpia.
8. Dejamos reposar cinco minutos con la puerta del horno entreabierta, sacamos y colocamos los muffins sobre una rejilla hasta que se enfríen.
Receta sencilla donde las haya y tremendamente rica.
Para conservarlos será suficiente con guardarlos en un táper que cierre bien, o como os he sugerido antes también los podéis congelar.
Sí que os recomiendo conservarlos en frío si no los váis a consumir pronto porque así nos evitamos disgustos innecesarios.
Además se conservan súper tiernos y jugosos del primero al último, lo que siempre se agradece.
Como buena receta de aprovechamiento va directa al reto 1+/-100 desperdicio cero de Marisa.
El pasado fin de semana celebramos el cumpleaños de las niñas con sus primos. Tarde sí, pero había que esperar al buen tiempo para poder hacer una merienda al aire libre, aprovechando las magníficas instalaciones de nuestro club (que a punto está de abrir la piscina)
Y aún esperando el viernes y el sábado descargaron varias tormentas que nos obligaron a aplazarlo al domingo. Hubo que terminar antes, porque el lunes todos teníamos obligaciones laborales y escolares, pero los peques lo pasaron bien, corretearon en libertad y acabaron llenos de mugre que es lo que corresponde a su edad.
Yo sigo esperando mi turno de vacunación. Es lo que tiene ser joven, que no te cuelas ni aún habiendo sido esencial incluso en los momentos más duros del confinamiento de 2020.
Gracias de nuevo por visitar mi cocina. Nos leemos el jueves próximo
Manos a la masa y ¡bon appétit!