Todos los años tengo por costumbre ponerme morada con los polvorones que hace mi cuñada Chelo. Son los mejores que he comido nunca. Y creedme, comer, he comido unos cuantos, artesanos e industriales.
Ahora me apetecía hacerlos y si algo tuve claro fue que utilizaría su receta. Es la tradicional, la que no lleva ni ralladuras de limón, anís ni ajonjolí. Vamos, todo un placer para los más puristas.
Eso sí, cuando me puse a hacerlos, la llamé para que me aconsejase. No conozco a nadie que pudiese hacerlo mejor. Así que es justo que la agradezca su paciencia ya que con sus indicaciones estoy segura de que salieron estupendos en el primer intento. Y no creáis que lo digo yo, que también, es que al día siguiente de hacerlos los llevé al trabajo y volaron.
Igual que el año pasado dije que después de haber hecho mi primer roscón de reyes no volvería a comprarlo, este año os aseguro que no volveré a comprar polvorones. No son tan laboriosos. Hacerlos es entretenido y el resultado es espectacular dentro de su sencillez . ¡Con sólo cinco ingredientes que se encuentran fácilmente!
Nos ponemos el delantal y empezamos.
Ingredientes:
250 grs., de almendra molida y tostada.
400 grs., de azúcar glas.
750 grs de harina tostada.
350 grs., de manteca de cerdo.
1 cucharadita de canela en polvo.
Elaboración:
Ponemos en la bandeja del horno un papel de hornear y sobre éste la harina bien extendida y lo llevamos a tostar a 160º C. Tendremos la precaución de remover de vez en cuando para que no se queme por debajo y no nos enteremos.
Cuando tenga un color tostado la sacamos y dejamos que enfríe. Este paso es importante, la harina tiene que estar perfectamente fría. A temperatura ambiente.
Ahora, tenemos que tamizar varias veces la harina y las almendras molidas porque ambas tienen que estar muy sueltas y sin grumos.
Mezclamos ambas y tamizamos de nuevo.
Tamizamos también el azúcar.
Fundimos la manteca y la ponemos a batir en el robot con la varilla, cuando hayamos dejado pasar unos cinco minutos le añadimos de una sola vez el azúcar y la canela, seguimos batiendo y mezclamos bien.
Incorporamos poco a poco, a cucharadas, la mezcla de harina y almendras y durante el proceso cambiamos la varilla por el gancho.
En la encimera ponemos la masa y extendemos con un rodillo dejando el grosor que más nos guste. Utilicé unos niveladores de goma que se adaptan al rodillo para que toda la masa quede a la misma altura, también puede hacerse con unas guías.
Con un cortapastas hice los polvorones y los fuí colocando sobre una placa que llevaba papel de hornear. Llevamos al horno precalentado con una temperatura de 180º C. .
En cuanto toman un poco de color se sacan
y se espolvorean con azúcar glas.
Por último, se envuelven en papel de seda especial para polvorones. Este último paso les da toque muy propio que visualmente queda mejor que presentarlos en una bandeja.
Twittear