Estas son las torrijas que preparaba mi madre cuando éramos pequeños. Están fritas sin pasar por huevo y sin apenas empaparlas de leche, solo humedecerlas.
Este es un postre muy antiguo de los de aprovechamiento así que se utilizaba el pan que sobraba para no tirar absolutamente nada.
Suelo ser fiel a las recetas antiguas,y mi madre en su elaboración solo las mojaba en leche, pero hoy le he añadido la canela y el limón para darle ese saborcillo típico de la Semana Santa.
A nosotros nos gusta mucho así, sin estar demasiado blandengues, algo crujientes y bien fritas.. Os aseguro que están buenísimas.
Ingredientes
1 barra de pan rústico o pan que haya sobrado de días anteriores
1/2 l de leche
La piel de medio limón
1 rama de canela
1/4 de aceite suave para freír
Azúcar para rebozar
Así se preparan....
Poner en un cazo la leche y añadirle la piel del limón y la rama de canela. Calentar hasta que hierva unos minutos y dejar que se temple.
Cortar el pan en rebanadas de un dedo de ancho. Calentar el aceite en una sartén y empezar a freír las rebanadas de pan (introduciéndolas primero en la leche ya templada y pasada por un colador ). Sujetar unos segundos para que pierdan el exceso de leche que pueda quedar. Hay que tener cuidado por si salpica en el momento de ponerlas en el aceite caliente. Yo lo hago con unas pinzas y sin problemas.
Dejar que se doren bien y darle la vuelta. Sacar del aceite y poner sobre un papel absorbente. Pasar por azúcar y.... ¡¡listas para comer!!