Hoy y después de 33 y tantos días confinados, he tomado la decisión de recuperar mi blog.
Me siento de alguna manera obligada a justificar, no sé muy bien porque ni a quien, mi ausencia. Esto me cuesta, sin embargo me apetece y deseo explicar el motivo de este abandono.
De modo que en esta entrada, no esperes hallar consejo nutricional.
Voy a cocinar una receta que viene cargada de ingredientes muy saludables, eso sí, difíciles de encontrar, aunque por suerte todos tenemos, son las emociones. Con ellas bien colocadas, tu vida se vuelve mucho más sencilla, fácil.
Comienzo mi aventura.
Llevar un blog, o un canal de YouTube, o una cuenta de Instagram o cualquier cosa que se te ocurra, tanto si es de manera profesional o como hobby, conlleva un gran esfuerzo y dedicación.
Para ello además de tiempo, debes disponer sobretodo y de manera especial, de muchísimas ganas e ilusión.
En mi caso, el tiempo lo poseía, las ganas también sin embargo y poco a poco perdí la ilusión por el blog y por… bastantes cosas más, con el agravante de no ser consciente de ello.
Me busque mil y una excusas para justificar mi abandono, “los blog están pasados de moda, a la gente, ya no les gusta leer, no sé escribir, no hago buenas fotos, no me aporta ningún beneficio, no interesa a nadie, no tengo tiempo…” podría continuar, me hice una larguísima lista de pretextos, aunque lo único que me impedía continuar era…“YO”
Vamos ahora a la parte complicada de esta receta, la de expresar emociones, proceso de aprendizaje al que me estoy sometiendo.
Es un camino duro de recorrer, en el que te das cuenta, que la mayoría de nosotros no estamos preparados, instruidos o formados, puesto que tal vez hemos sido educados en la creencia de que expresar, mostrar debilidades, miedos, e inseguridades, nos hace muy vulnerables, nos empequeñece.
Esto proceso nos obliga a observarnos ante un espejo, al que tenemos que mirar de frente, sin tapujos y os puedo asegurar que da, al menos al principio, mucho MIEDO.
He tenido y tengo la suerte de no hacerlo sola, sino de la mano de una profesional, a la que estoy tremendamente agradecida, pues me ha llevado y me sigue llevando por el camino hasta encontrar mi …“YO”
Sé que me quedan algunos pasos todavía por recorrer, con todo, reconozco sentirme bastante mejor conmigo misma.
He aprendido que palabras como ACEPTACIÓN, DISCAPACIDAD, AMISTAD, AMOR, MIEDO, IRA, INSEGURIDAD no debo esconderlas, ni camuflarlas, ni obviarlas, solo aprender a que formen parte de mí, de mi vida.
Querer retomar el blog me hace suponer que me siento fuerte, las “excusas“ están abandonando mi pesada mochila emocional, dando paso a alguien capaz de enfrentarse a sus debilidades, con un poco menos de miedo…
De modo que aquí queda explicada mi pequeña aventura emocional, que tiene multitud de matices y que quizás y poco a poco pueda seguir contando.
En definitiva, en el blog ahora no solo vamos a “Aprender a Comer Bien” sino que vamos a…“Aprender a Vivir Mejor”.