* La receta, después del rollo.
El otro día leía que cuando uno tiene un blog personal se da cuenta de lo rápido que evoluciona y cómo cambian las cosas que se quieren contar en cuestión de semanas, ¡incluso de días! Esta era la experiencia personal de una chica que había empezado su blog en frebrero y sentía que se le estaba “escapando” hacia una dirección que no había previsto pero que, aun así, estaba encantada con el resultado. Pues bien, esto me acaba de pasar a mí.
En mi primera entrada contaba que había tardado mucho en decidirme a volver a publicar y creo que es precisamente por eso. Recordaba mi antiguo blog, que quise centrar en fotografía analógica, pero en el que al final acabé hablando de manualidades y viajes. Y en mi nueva aventura bloguera quería publicar mis recetas y experimentos, intentar hacer críticas de sitios en los que había estado, pero no quería que se centrara solamente en eso, ya que tengo otros mil intereses e inquietudes de los que me gusta hablar. El caso es que en este momento me siento muy creativa culinariamente y sobre todo me siento muy cómoda escribiendo sobre ello, así que, aunque se escapen entradas de otro tipo, la temática central va a ser la cocina.
¡Bienvenidos (de nuevo)!
Y para celebrar los cambios a mejor, me estreno con algo dulce. Seguid leyendo…
Si el otro día os traía una tarta salada que me ganó una petición de mano, esta vez vamos más allá, estad preparados. No sé si es la combinación de dulce y ácido o que la hago con mucho amor, pero todas las veces que he hecho esta tarta mis amigos han sufrido un foodgasm colectivo.
Mirad qué textura, ¿quién no lo tendría?
Ingredientes:
– entre medio y un paquete de galletas tipo digestive (dependiendo del diámetro del molde)
– 80 gramos de mantequilla
– 400 gramos de chocolate blanco
– un brick de 200 ml de nata espesa
– 4 limas
Instrucciones:
– triturar las galletas con la batidora y colocar en el molde que vayamos a utilizar
– calentar la mantequilla unos 30 segundos en el microondas y añadir a las galletas, mezclando bien
– una vez que galletas y mantequilla hayan formado una pasta, extender y aplastar bien con la ayuda de una cuchara por todo el fondo del molde
El antes y el después…
– guardar en la nevera un mínimo de 30 minutos hasta que solidifique
– deshacer en un cazo el chocolate
– una vez que esté bien líquido añadir la nata y remover
– exprimir las limas y añadir el zumo a la mezcla y remover bien, hasta que quede bien homogéneo
– verter en el molde sobre la base y dejar reposar en la nevera toda una noche
Roberto también es muy fan de esta tarta
Y ya está, una tarta muy fácil y buena nivel “quiero meterme en una bañera de tarta de lima y frotarme con ella”, a lo Robot Hedonista (sólo lo he encontrado en italiano, pero creo que os hacéis a la idea). Servir y disfrutar mientras podáis, ya que no suele durar mucho e intentad aguantar los comentarios acalorados de vuestros invitados.