Buñuelos de requesón, naranja y miel



Esta receta la tenía que publicar para semana Santa, pero entre unas cosas y otras se quedó guardada en la despensa.

Es de uno de mis libros fetiches imprescindibles a tener si te gusta cocinar, Exuberancia de Yotam Ottolenghi. Tengo 4 libros suyos, y a cual mejor.

Estos buñuelos se elaboran con ricotta, pero yo los hice con requesón ya que es el queso que todos podemos enconrar fácilmente en el supermercado. La suavidad de este, el gusto de la piel de naranja y el dulzor de la miel hacen que sean una maravilla crujiente, cremosa por dentro y nada empalagosa.

El queso de cabra le aporta un contraste de sabor delicioso, no os penséis que quedan salados.



INGREDIENTES

470gr de requesón

60gr rulo de cabra cremoso

3 huevos

60ml leche entera

20 hojas de menta medianas

ralladura de 1 naranja

160gr harina todo uso

1 y 1/2 levadura en polvo

50gr azúcar

1 pizca de sal

Aceite de girasol para freír

Miel ligeramente caliente para rociar



ELABORACION

En un cuenco batimos el requesón con el queso de cabra con los huevos y la ralladura de naranja hasta obtener una mezcla uniforme.

Seguidamente añadimos la leche y las hojas de menta finamente picadas. Mezclamos de nuevo y reservamos

En otro cuenco tamizamos la harina junto a la levadura, agregamos el azúcar y la sal.

Juntamos los ingredientes húmedos con los secos, añadiendo los últimos poco a poco a los primeros sin dejar de mezclar.

La masa ha de quedar con consistencia espesa, pero que se pueda coger con una cuchara. Si veis que está demasiado líquida echar poco a poco algo más de harina hasta conseguir la textura idónea.

Dejamos reposar la masa 15 minutos.

Ponemos al fuego un cazo con el suficiente aceite para freír los buñuelos. Que se puedan hundir y flotar.

La temperatura ideal son 180º, ojo no se os quemen.

Con la ayuda de una cuchara vamos echando porciones de masa, freímos dando la vuelta hasta que cojan un color dorado.

Los vamos retirando con la ayuda de una espumadera y poniendo en un plato con papel absorbente.

Mientras estén calientes/templados vertemos la miel a chorro fino por encima, rallamos algo más de piel de naranja y decoramos con unas hojitas de menta para servir.

El libro aconseja comerlos en caliente, pero en frío están igual de deliciosos.
Espero que los disfrutéis igual que yo, hasta la próxima recta!

Marina



Fuente: este post proviene de La rosquilla de la tía Laura, donde puedes consultar el contenido original.
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