“Me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba”
Marcel Proust. “En busca del tiempo perdido”
Hoy os traemos un clásico de la repostería francesa, las madeleines, que son lo mismo que las magdalenas españolas sólo que emplean mantequilla en vez de acierte de oliva. Es una receta ideal para los desayunos o para las meriendas, además admite muchas variantes aunque aquí os traigo la receta clásica. Espero que os guste.
Ingredientes:
100 gr. de mantequilla sin sal.
100 gr. de azúcar.
100 gr. harina de repostería.
1/2 cucaharadita de levadura en polvo.
2 huevos medianos.
25 ml. de leche
Ralladura piel de limón.
Pizca de sal.
Preparación:
Precalentamos el horno a 180º.
En un cazo derretimos la mantequilla y reservamos.
Por otro lado, separamos las claras de las yemas.
Montamos las claras a punto de nieve, añadiendo una pizca de sal.
Batimos las yemas junto al azúcar hasta obtener una mezcla esponjosa.
Incorporamos las claras con movimientos envolventes.
Añadimos la mantequilla y la ralladura de limón.
Tamizamos el harina y mezclamos con las levadura.
Añadimos el harina y la levadura.
Engrasamos los moldes de madeleine (si son de silicona no es necesario) y echamos la mezcla.
Horneamos unos 20 minutos a 180º.