Ya sabéis que me encantan las recetas saludables y equilibradas y que además intento ser lo más organizada posible. Desde hace mucho me he abonado al “batch cooking”, antes incluso de saber que había un término en inglés que designaba lo que muchos hacemos: dedicarle un par de horas a cocinar el domingo por la tarde para así tener el resto de la semana organizada. Con los desayunos, muchas veces hago algo semejante: desde que descubrí la avena y vi la primera receta de “overnightoats” en Pinterest (os invito a que veáis este y otros tableros en Pinterest. Busca El tiovivorojo y suscríbete) se ha convertido en uno de mis desayunos habituales. En el frigorífico duran hasta cinco días, así que tienes desayunos para toda la semana listos con unos minutos de trabajo. De estas recetas lo que menos me gusta es el anglicismo. En español sería unas gachas de avena, pero la gracia es que reposan toda la noche en el frigorífico con la leche y el resto de ingredientes ya preparados.
El “overnightoat” o gachas de avena que hoy os traigo es espectacular: su sabor a tarta de zanahoria lo hace perfecto para el desayuno, así como lo equilibrado de su receta. Los ingredientes son todos sencillos de encontrar (en cualquier supermercado o herbolario los tenéis).Por cierto, siempre suelo ponerle jengibre molido. Si no te gusta o no tienes,no pasa nada, pero la verdad es que a mí me encanta el sabor que le da. Te recomiendo, si no lo has probado, que pongas un pizquita. ¡A mí me encanta!
Los ingredientes que necesitarás para un tazón grande (o dos pequeños) de gachas de avena y chía con sabor a tarta de zanahoria son:
. 70 g de copos de avena
. 20 g de semillas de chía
. una zanahoria rallada mediana
. 10 g de canela (una cucharadita rasa)
. 2 g de jengibre molido (una pizca)
. 20 g de nueces picadas
. 20 g de pasas de Málaga son pepitas
. una cucharada sopera de miel o de sirope de ágave
. 10 g de extracto de vainilla
. 200 g de leche desnatada o bebida de soja sin azucarar
En un cuenco grande mezcla todos los ingredientes secos hasta que queden bien integrados. A continuación, mezcla en un vaso de leche la miel con el extracto de vainilla y añádelo a la mezcla anterior. Envuélvela en film transparente y déjala reposar toda la noche en el frigorífico o llena dos tarritos con tapa (a mí me encantan como el que ves en la foto) para tener para un par de días. Combinado con un café (yo tomo descafeinado) y una fruta, es un desayuno perfecto y de lo más completo desde el punto de vista nutricional (además de bajo en calorías).
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