Bizcochos de sésamo negro



La primera vez que oí la palabra sésamo fue de labios de mi maestra que nos contó a un grupo de expectantes alumnos la historia de Alí Babá y los cuarenta ladrones, uno de los relatos incluidos en Las mil y una noches. De aquella historia me quedó grabada la frase mágica Ábrete, sésamo con que Alí Babá conseguía acceder al interior de la cueva donde se escondía el tesoro de los bandidos.

Con el tiempo supe que el sésamo es una semilla rica en aceite, muy beneficiosa para la salud y que se emplea en gastronomía en ensaladas, pastas, panes o galletas. El uso de la crema de sésamo negro es un salto más en el mundo de la cocina. En Oriente y, particularmente, en Japón su consumo es muy habitual. Muchas corrientes de pensamiento orientales han hecho del sésamo negro un símbolo de inmortalidad y recomiendan su uso para el tratamiento de diversas enfermedades. Contiene calcio, hierro, magnesio, fósforo, vitamina E y ácidos insaturados. En Francia, la crema de sésamo negro la comercializa la firma Jean Hervé que se ha propuesto introducirla en nuestro país. ¿De qué manera? Quizás diciendo las palabras mágicas Ábrete, sésamo para derribar obstáculos y reticencias ante lo nuevo, ante lo desconocido. Nosotras hemos utilizado esta crema de sésamo negro en unos bizcochos, pero también está muy indicada para hacer vinagretas y salsas para carnes o pescados. Es cuestión de experimentar.

RECETA

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INGREDIENTES (para 18 bizcochitos)

200 g de harina.

1 sobre de levadura Royal.

4 huevos.

180 g de azúcar.

200 g de mantequilla.

2 cucharadas soperas de sésamo negro en pasta.

Un pellizco de sal.


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PREPARACIÓN

Tamizar la harina y mezclarla con la levadura y la sal.

Deshacer la mantequilla a fuego bajo y reservar.

Separar las claras de las yemas.

Mezclar con unas varillas eléctricas las yemas con el azúcar hasta conseguir una mezcla blanquecina y esponjosa. Añadir la harina tamizada con la levadura y la sal, la mantequilla fundida y las dos cucharadas de crema de sésamo negro. Mezclar bien.

Montar las claras a punto de nieve y añadir a la mezcla anterior con una espátula y con movimientos envolventes para evitar que bajen.

Engrasar los moldes con mantequilla o spray, repartir la mezcla en los moldes llenándolos un poco menos de la mitad (en caso de que los hagáis con moldes como los de la fotografía) y meter en el horno precalentado a 180º durante 15 minutos.

Si utilizáis un molde de bizcocho grande en vez de individuales, el tiempo no será el mismo. Conviene comprobar mediante una brocheta si está bien hecho.







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