Baguette (en francés significa “varilla”) es una variedad de pan que se caracteriza por emplear harina de trigo, por ser mucho más largo que ancho y por su corteza crujiente.
La historia cuenta que la baguette fue elaborada durante las campañas de Napoleón contra los rusos. Sus soldados debían llevar ropa de más para el frío invierno del este, pero esto dejó un espacio muy reducido para la comida en sus equipajes. Se le dió entonces una forma a la baguette para que pudiera ser guardada en los pantalones de los soldados
Tambien cuentan que la baguette tiene su base en la forma del pan vienés, empezando a comercializarse en Francia alrededor del siglo XIX, fue en París en los años 20 cuando tuvo su apogeo, motivado a que necesita la mitad de tiempo o incluso menos de preparación y cocción que los panes tradicionales, ya que había una ley que prohibía a los panaderos trabajar desde las cuatro de la madrugada; fué una solución para ellos.
Hay quien escribe que su éxito fue debido a los parisinos, ya que era simbolo de distinción de la clase urbana frente a los tradicionales panes de origen rural.
Lo que sí es cierto, es que a pesar de no conocer su origen real, la baguette se convirtió en un símbolo internacional de la cultura francesa.
En 1993, el gobierno francés plasmó en una ley la definición de la baguette auténtica, la baguette de tradition, que sólo puede hacerse usando métodos antiguos, debiendo elaborarse con poca o ninguna mecanización.
Su corteza crujiente, tostada, dorada, la miga mullida, esponjosa, suave, con un sabor delicado y embriagador hizo que disfrutaramos en “Mi cocina” de un pan que con total tranquilidad puedo llamar “baguette”, ya que lo hice totalmente artesanal, siguiendo los pasos de mi maravilloso libro “Pan recién hecho”.
Sigo sin tener panificadora, ni robot en “Mi cocina”, soy consciente de su utilidad sobre todo si hacen pan en casa cada día, pero para mi hacer pan, poder amasar, trabajar la masa y hornear es una actividad agradable y satisfactoria.
Para dos baguettes:
Tamizar cuatro tazas de harina blanca (especial para hacer pan, se puede encontrar en cualquier supermercado) junto una cucharadita y media de sal en un bol, incorporando una cucharadita y media de levadura seca activa o instantánea (la venden en sobres en cualquier supermercado, de granulos finos, de color marrón claro, no hace falta activarla previamente).
Añadir una taza y un tercio más de agua templada, removiendo con una cuchara de madera hasta que la masa empiece a aglutinarse.
Seguir trabajándola con las manos hasta que se separe de las paredes del cuenco.
Volcar la masa sobre una superficie enharinada y trabajarla durante diez minutos, hasta que quede homogénea y elástica.
Untar un cuenco con aceite (usé de oliva virgen), hacer una bola con la masa y poner en el cuenco, tapándola con un paño húmedo.
Dejar leudar la masa una hora, en un lugar seco, hasta que doble su volumen.
Pasado éste tiempo, volcar la masa sobre una superficie enharinada, apretándola con el puño y trabajándola uno o dos minutos.
Cortar la masa por la mitad y hacer dos bolas.
Extender cada bola con un rodillo (enharinado) haciendo dos rectángulos.
Partiendo de uno de los lados largos del rectángulo, doblar una tercera parte de la masa y después la otra tercera parte por encima, presionando un poco.
Hacer el mismo proceso con el otro rectángulo.
Tapar con un paño húmedo nuevamente y dejarlas reposar diez minutos.
Repetir la operación de extender con el rodillo y doblar dos veces más, dejando reposar la masa diez minutos cada vez.
Enharinar y dos paños de cocina (uno para cada baguette).
Extender las porciones de masa con el rodillo y estirarlas hasta que midan unos 30 cmts y un grosor uniforme.
Colocarlas sobre los paños enharinados y taparlos con paños de cocina húmedos, dejándolos leudar unos cuarenta minutos (en lugar seco).
Precalentar el horno a 230º C.
Untar papel de hornear con aceite, o bien en una bandeja del horno, y colocar las baguettes con cuidado, realizáandoles varios cortes en la superficie.
Pulverizar las paredes, la puerta y la base del horno con agua y hornear el pan durante quince o veinte minutos, hasta que se doren.
Sacar del horno y dejar enfriar.
Para empezar la semana disfruten de una vista de Málaga desde el Monte Gibralfaro, no es una foto, es un cuadro pintado por mi suegro.........