La muerte de Wayne Dyer me tomo totalmente por sorpresa y me afecto más de lo que me hubiera imaginado. Creo que lo que más lamenté fue que muriera en plena actividad y con tanto más por hacer y por compartir con todos nosotros.
Y no es que su carrera fuera corta, de hecho, tenía 75 años y como 40 de compartir temas relacionados con el crecimiento personal y la espiritualidad e innumerables libros publicados. Probablemente has oído nombrar su primer libro famoso: Tus Zonas Erróneas. Te sorprenderá saber que personalmente nunca lo leí. Es que realmente empecé a seguir a Wayne Dyer en estos últimos años en que su mensaje se había vuelto mucho más espiritual que psicológico.
Me pregunto qué es exactamente que aprendí de él y no encuentro una respuesta concreta. Creo que como me ocurre con tantos otros, su mensaje, más que enseñar, me ha hecho recordar lo que siempre supe pero que durante una gran parte de mi vida había olvidado. Cosas que le he oído explicar: que somos todos seres espirituales teniendo una experiencia en esta Tierra, que estamos conectados, que no hay límites en lo que podemos lograr, que se puede cambiar de vida, que en imposible decirle a nuestra uñas que dejen de crecer (ejemplo que muchas veces usaba para demostrar que todos tenemos adentro una divina energía vital universal que está más allá de nuestra inteligencia o de nuestras capacidades).
Una de las cosas que le agradezco es que haya descubierto a Anita Moorjani. Admiro la cantidad de libros que leía y que siempre comentaba y citaba durante sus disertaciones. Tenía una memoria admirable y se interesaba por libros de todas las épocas, aun milenarios.
Últimamente, hay dos mensajes que me llegaron en particular y de manera muy personal, tal vez por sentirme identificada. Una es la película El Cambio (The Shift), donde habla de cómo algunas personas en algún momento de sus vidas hacen un cambio radical respecto a lo que consideran sus prioridades o lo que definen como objetivos fundamentales de su vida. Esta es la versión en español.
En una parte de la película menciona específicamente cuáles son las prioridades en la vida antes y después del cambio para hombres y mujeres. Esta lista me resulta muy interesante:
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HOMBRES – ANTES
riqueza
sentido de aventura
logros
placer
ser respetado
HOMBRES – DESPUÉS DEL CAMBIO
espiritualidad
paz personal
familia
Dios
honestidad
MUJERES – ANTES
familia
independencia
carrera
ser aceptada
ser atractiva
MUJERES – DESPUÉS DEL CAMBIO
crecimiento personal
sentido de autoestima
espiritualidad
felicidad
perdonar
Otra cosa que me gustó mucho y que le oí mencionar en una de sus últimas grabaciones es una poesía de Rumi, El Garbanzo y el Cocinero. Wayne Dyer tuvo una infancia difícil, ya que su padre era alcohólico y lo abandono desde chico, motivo por el cual junto con su hermano creció en orfanatos. Odió a su padre durante mucho tiempo hasta que finalmente lo localizó, o, mejor dicho, localizó a su tumba y luego de descargar todo su odio, repentinamente se dio cuenta que su padre había sido su mejor maestro y de que ahora solo sentía amor por él. De esto trata este poema de Rumi, a quién Wayne admiraba mucho, de cómo esas situaciones o personas que nos hacen pensar por qué a mí me toca esto?” en realidad terminan siendo nuestros maestros, ayudándonos a crecer y a evolucionar como seres humanos. Este es el poema, que me encanta:
Un garbanzo salta casi hacia afuera
del borde de la olla en donde está siendo hervido.
“Porque me estas haciendo esto?”
El cocinero lo tumba hacia abajo con la cuchara.
“No trates de saltar.
Tu crees que te estoy torturando.
Te estoy dando sabor,
para que te puedas mezclar con especias y arroz
y puedas ser la vitalidad encantadora de un ser humano.
Acuérdate cuando bebiste lluvia del jardín.
Eso era para esto.” Primero la gracia. Placer sexual,
luego una hirviente nueva vida comienza,
y el amigo tiene algo bueno para comer.
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Eventualmente el garbanzo le dirá al cocinero, “Hiérveme mas.
Pégame con la cuchara desnatadora.
No lo puedo hacer por mi mismo.
Soy como un elefante que sueña con jardines
de nuevo en Hindustan y no le pone atención a su conductor.
Tu eres mi cocinero, mi conductor,
mi camino hacia la existencia.
Amo tu cocinar.”
El cocinero dice,
“Yo fui como tu una vez, fresco desde la tierra.
Luego herví en el tiempo, y herví en el cuerpo,
dos hervimientos feroces.
Mi alma-animal creció poderosa.
Lo controle con practicas, y herví aun mas,
y hervi mas allá de eso,
hasta convertirme en tu maestro.”
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