Hace unos años se puso muy de moda eso de filtrar el agua del grifo. Hay quien se hizo con un filtro que se ponía directamente en el grifo, pero pronto salieron a la venta las jarras que lo traían incorporado y que hacían que el agua estuviera más limpia (sin contaminantes ni exceso de cal) y sin olores y sabores. Yo, por supuesto, me hice con una de ellas.
Aunque pudiese parecer una moda en ciudades como Madrid, donde se goza de un agua del grifo de las de mejor calidad de todo el país, en otras muchas se convirtió en una inversión, ya que permitía un ahorro considerable al prescindir de la necesidad del consumo de agua embotellada. El único gasto es el de cambiar el filtro cada cierto tiempo.
Poco a poco esas jarras han ido evolucionando, cambiando, sobre todo, el diseño. En general suele ser bastante sobrio, quizás para que no pierda importancia el hecho de que es un elemento técnico, no de menaje. Pero la firma Britta, de las primeras en lanzar estas jarras y la firma que más vende, por lo que he descubierto, ha sacado esta primavera una gama con numerosos colores, para elegir el preferido de cada uno.
Y vosotros, ¿contáis con una jarra de éstas en casa? ¿Notáis la mejoría en la calidad del agua?