Acerca de cómo comenzó a producirse, lo único que existen son leyendas que tratan sobre un quesero enamorado que se olvidó del queso mientras lo fabricaba y, a la mañana siguiente, le había aparecido moho.
Imagen: Flickr.es
Sí, moho, porque, aunque no suene bien, el gorgonzola está compuesto de una pasta cruda de color blanco y amarillo la cuál, sufre un proceso de formación de moho natural. Una característica significativa de este producto es su penetrante olor, ¡lo distingues a distancia!
Para su correcta conservación una vez adquirido, sólo es necesario quitarle la corteza y envolverlo para, finalmente, guardarlo en un recipiente salva-frescura. Si, no nos damos cuenta y, dejamos el queso más tiempo de lo normal en la nevera, éste cogerá un sabor muy fuerte y podremos aprovecharlo para triturarlo y hacer una salsa.
A continuación te dejo unas ideas sobre cómo cocinarlo. ¡Espero que os animéis a contar vuestras experiencias con él!
Risotto al gorgonzola
Lasaña de tomate, gorgonzola y albahaca
Chupito de gorgonzola
Ensalada al gorgonzola
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