Sin embargo en casa no suelo prepararlas nunca. No dan faena ninguna, echar a la freidora y listo. Pero como tampoco comemos casi nada de fritos, pues al final no las hago.
Pero la semana pasada tenía yo antojo de unas alitas de pollo y en vez de prepararlas fritas pensé en hacerlas al horno y que así fuesen un poco más sanas.
La intención fue meterlas al horno tal cual, igual que si fuesen fritas, pero luego me acordé de una receta que nos puso Eva, de Mamaconvergente, en uno de sus mails, que pasó las alitas por huevo y sésamo y me decidí a probar, añadiéndole unas cuantas cositas más. ¡Mi tendencia a no respetar una receta al pie de la letra! Jajaja?
Pues el experimento resultó estupendo, muy ricas, sabrosas, jugosas y mucho menos pesadas que friéndolas.
Es una manera diferente de tomarnos unas alitas, muy aromática y encima con menos grasa al estar hechas al horno.
Perfectas para un aperitivo, picoteo o segundo plato.
Vamos al lío.
Ingredientes:
Para un kilo de alitas
?1 kg alitas de pollo (entran unas 9-10)
?2 huevos L batidos
?1/2 taza de harina de maíz
? 1/2 taza de semillas de sésamo
? 1/4 de cucharadita de pimentón picante
?2 cucharaditas de sal
?2 cucharaditas de ajo en polvo
?Aceite de oliva virgen extra.
?Salsa barbacoa, picante u otra al gusto para servir, opcional.
?Patatas fritas para acompañar, opcional.
Elaboración:
Cuando compréis las alitas pedirle al carnicero que os marque un poco el corte en las uniones, consejo de mi carnicero para hacerlas al horno y que no se nos encojan y queden menos vistosas.
Precalentamos el horno a 200ºC.
Engrasamos una bandeja refractaria con un chorrito de aceite.
En un bol batimos los huevos.
En un plato amplio mezclamos el sésamo, la harina, el ajo, el pimentón picante y la sal.
Pasamos las alitas por huevo y luego por la mezcla anterior y rebozamos hasta que queden bien recubiertas .
Colocamos las alitas en una bandeja para el horno.
Y horneamos, en el medio, calor arriba y abajo, a 190ºC, unos 45 minutos, hasta que estén doraditas y chisporroteen un poco.
Sacamos del horno y servimos.
Las podemos acompañar de unas patatas fritas y alguna salsa.
Yo le puesto una salsa picante mexicana que me descubrió mi vecino. Y entre que me encanta el picante y que no lleva gluten, me ha enamorado. Se llama salsa Valentine, por si os animáis a probarla. Pero tened cuidado! Echad sólo unas gotitas, que pica, ¡pica mucho!
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