Nada más entrar, su original decoración llama la atención: un ambiente de romántico pero a la vez desenfadado e informal, con una iluminación íntima y acogedora que invita a relajarse y a sentirse como en casa.
El local se divide en dos espacios: el piso de arriba, con mesas pequeñas ideales para picotear o tomar algo; y el piso de abajo, con mesas más grandes (tanto altas como bajas), en donde prima la informalidad: botes de cristal con luz en su interior, sofás, vajilla irregular...Además, en la planta inferior nos encontramos la cocina a la vista: todo un placer para los que nos gusta andar entre fogones!
En cuanto a la carta, llama la atención su variedad gastronómica: desde los platos más clásicos españoles como el jamón ibérico o la ensaladilla, hasta la cocina latinoamericana o asiática, como el ceviche o el teriyaki.
Nosotros comenzamos con un aperitivo de embutidos: riquísimos y muy finamente cortados.
Seguimos con un exquisito ceviche de corvina: de los buenos. Obviamente, no estamos en un restaurante peruano, pero tanto la calidad como la ejecución son buenísimas.
A continuación nos recomendaron la famosa ensaladilla del chef: de cine!! una textura diferente con un sabor único.
El risotto de pato y parmesano fue otro de los platos que nos encantó: perfectamente cocinado, lleno de sabor, pero muy ligero! Para repetir!
También las brochetas de cordero estaban muy ricas: acompañadas de una ensalada de col fresca y muy bien aliñada.
Por último, el postre: ALUCINANTE!
Una tarta fina de manzana con helado de caramelo salado: una combinación perfecta. La textura de la tarta inmejorable y el helado, de 10.
Aprovechando la música en directo de los fines de semana, nos tomamos un Gin Tonic elaborado por el mismo maître: buenísimo.
Espero que os hubiese gustado y, si no lo conocéis, estáis tardando en ir!!!
Un beso!
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