Si 2016 fue un año de cambios, 2017 ha sido el año de adaptación al cambio. Como ya mencioné en su día, para mí es un proceso más largo que para otras personas y me cuesta mucho aterrizar y sentirme 100% cómoda en la nueva vida. Por eso, el principio del año fue más estresante y con menos actividad pero conforme han pasado los meses he logrado luchar contra el estrés y las preocupaciones y ser un poco más yo.
En lo personal. En 2017 he aprendido más que en mucho tiempo y cada vez me siento más a gusto en un mundo del que hace 18 meses no conocía nada. Los niveles de estrés van bajando por días y me sorprendo haciendo cosas en cinco minutos que hace un par de meses me hubieran llevado una semana entera. ¡Estoy muy contenta! Además allá por febrero hice algo que nunca había hecho: decir “no” a una de mis múltiples actividades extraescolares. Al principio me dio mucha pena pero después de poner en una balanza el trabajo que ponía en ello y la satisfacción que me daba de vuelta, decidí dar el paso. No sabéis lo bien que me sentí una vez que me di cuenta de todo el tiempo que ganaba para mí. ¡Y me ha servido de precedente para el resto de año! Mi tiempo de ocio está ganando en calidad.
Viajes del año: me encantaría contaros todos estos viajes con más detalle, sobre todo porque estuve unos cuantos meses sin pasarme por Instagram y muchos de ellos no están documentados. ¡Me lo he propuesto y lo haré!
– una escapada a Edimburgo
– un viaje de trabajo con fin de semana en Londres
– un fin de semana de caminata en Annecy
– una noche en medio del bosque, en una cabaña en un árbol
– una semana entre Jaca y Zaragoza, de boda y tapeo
– nuestro ya tradicional día en la feria medieval de , de donde este año además volvimos con nuevos amigos
– una escapada de fin de semana a , con su respectiva degustación
– diez días recorriendo en tren
– un fin de semana familiar en
– un fin de semana de boda en
– una escapada de día a Chantilly
– y, para terminar el año, otra boda, esta vez en la (sí, otra vez)
Aventuras parisinas. Ya sabéis que no nos gusta parar mucho y los fines de semana que nos quedamos por París son para salir y caminar sin parar. Por supuesto, las paradas técnicas están incluidas, así que aquí os dejo una lista de los 5 mejores restaurantes que hemos probado este año:
– Au Pays de Confucius: siguiendo la tradición de ir a comer a un restaurante chino para el Año Nuevo nos decidimos a probar este, recomendando por amigos chinos. No nos arrepentimos: los platos son abundantes y se ve que la clientela lleva volviendo muchos años.
– Mio Posto: otro restaurante recomendado por nativos, esta vez italiano. Las pizzas tienen pocos ingredientes, muy bien combinados y la pasta al dente (os sorprendería saber los pocos sitios en los que sirven la pasta al dente, con lo simple que es) y muy sabrosa. Punto extra por estar en una calle lateral de una calle llena de restaurantes, lo que hace que no haya que esperar para conseguir mesa.
– Candelma: el año pasado os hablé (y muy bien) de Canard et Champagne. Pues este año os traigo a su hermano pequeño, una crepería que se sale de las combinaciones típicas de cualquier crepería random que podemos encontrar en París. La decoración y la simpatía del personal es un plus… Bueno, y la carta de sidras.
– Ducky’s: otro restaurante asiático… y otro restaurante de pato (creo que se me está empezando a ver un poco el plumero). Este fue un encuentro de pura casualidad en nuestra ruta habitual de correr y desde el primer momento supimos que teníamos que probarlo. Abierto sólo hasta las 9 de la noche nos plantamos un sábado a una hora de comer tardía (o española), con lo que no sólo pudimos disfrutar de la comida con más calma, sino que el chef en persona se sentó con nosotros y nos estuvo explicando cómo prepara el pato ¡y hasta nos hizo una degustación gratuita de postres! Tenemos pendiente volver para probar el cerdo crujiente.
– Atsu Atsu: ¿habéis probado el okonomiyaki? Pues este es uno de los mejores sitios para hacerlo. Muy bien de precio y con un menú en el que todo llama la atención. Lo peor, es que nunca tengo sitio para el postre y hay un tiramisú de matcha que me pone ojitos…
– Bonus track – El Tast: este no es nuevo, de hecho es un sitio al que solemos ir cuando nos da la nostalgia porque la charcutería es de calidad y a muy buen precio. Pero nunca habíamos probado sus paellas, que hacen por encargo los sábados por la mañana. ¿Paella auténtica en París? ¿Sin marisco ni chorizo? Exacto. Muy muy buena y toda una experiencia para nuestros amigos extranjeros.
Podéis ver una lista completa aquí.
Para terminar, os dejo una pequeña lista de propósitos/planes para este año. Después de todos estos cambios y la llegada a una estabilidad laboral, mis planes para 2018 son disfrutar más de mi tiempo libre: viajar más, cocinar más, leer más, tejer más… Parece simple, pero todo ello pasa por lo que he dicho antes: aprender a decir que no y a organizarse y poco a poco lo voy consiguiendo. Tengo un plan/deseo a medio-largo plazo, del que a lo mejor os hablo un día, pero ello implica también el sacar algo más de tiempo para este espacio, cuidarlo un poco más. ¡A ver cómo funciona!
Espero que disfrutéis mucho de 2018 y que se cumplan todos vuestros planes.
Fuente: este post proviene de Rocky's Cookbook, donde puedes consultar el contenido original.
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