Una de las cosas que más me gustan de vivir en París es la cantidad de gente de todos los países que he conocido. Mis compañeros de trabajo franceses muchas veces se sorprenden, pero es verdad que entre extranjeros y recién llegados se crea una especie de comunidad para la que la gente que lleva aquí toda la vida no ha tenido que luchar. Supongo que pasa en todos los países y en todas las ciudades grandes, pero esta es mi experiencia.
El caso es que, gracias a eso, he hecho cosas que hace cinco años no hubiera imaginado, nada excepcional, pero sí cosas que nunca había hecho. Una de ellas es celebrar acción de gracias a la manera estadounidense y, desde el punto de vista de alguien totalmente ajeno a esta fiesta, es totalmente de película.
Este es el segundo año que lo celebramos en casa de una amiga, la anfitriona y maestra de ceremonias, pero es el primero en que por fin la convencemos para que se relaje y nos deje a todos participar en el menú. Para mí fue como ese año en el que por fin convencimos (obligamos) a mi abuela para que ni se acercara a la cocina en navidad porque, según mi amiga, en Estados Unidos, Acción de Gracias es una fiesta más importante que navidad: las familias se reúnen, se come y se bebe mucho y hay mucho drama. ¿Os suena?
Este año nuestra amiga nos propuso una lista de recetas tradicionales para que cada uno de los invitados decidiera con qué participar y ella pondría el pavo y el vino. Al final, como cualquier anfitriona-fan-de-la-cocina-poseída-por-la-abuela que se precie, también preparó un entrante y un postre para que pudiéramos volver a casa rodando.
Mi platazo: puré de patatas, puré de boniatos, acelgas asadas, judías verdes con parmesano y pavo, por supuesto
De toda la lista, lo que me llamó más la atención fue la tarta de coco, aunque cuando leí la receta original el relleno me pareció demasiado pesado, sobre todo después de una gran cena como la que íbamos a tener, así que decidí un poco y darle mi toque personal.
Los primeros experimentos de postre
¿El resultado? La tarta desapareció en cuestión de segundos y la anfitriona me desveló que la tarta de coco es su postre favorito y que no la había decepcionado. ¿La receta? Aquí os la dejo:
Ingredientes:
Para la base (con una receta adaptada de aquí):
– 250 gr de harina
– 1/2 cucharadita de sal
– 50 gr de coco rallado
– 100 gramos de mantequilla fría
– 60 ml de ron de coco frío
Para el relleno (adaptado de esta receta de pasteis de natas):
– 300 ml de leche de coco
– 100 ml de crema de coco
– 3 cucharadas de maizena
– 100 ml de agua
– 150 gr de azúcar
– 5 yemas de huevo
– una cucharada de extracto de vainilla
Instrucciones:
Empezaremos preparando la base, pues necesita reposar en la nevera.
– En un bol grande mezclar la harina con el coco rallado y la sal
– Añadir la mantequilla cortada en cubos y mezclar bien con las manos
– Añadir el ron poco a poco, mezclando un tenedor hasta que quede una mezcla homogénea
– Volcar sobre una hoja de papel de horno y formar una bola con las manos; envolver en film de cocina y reservar en la nevera por lo menos una hora
– Pasado este tiempo, precalentar el horno a 190ºC y sacar la masa de la nevera
– Extender sobre una superficie enharinada con un rodillo hasta que tenga un diámetro algo mayor que el de nuestro molde
– Con cuidado, pasar al molde y volver a llevar a la nevera durante unos 15 minutos
– Pasado este tiempo, llevar al horno y cocinar durante 20 minutos
– Mientras tanto, preparar el relleno
– En un bol mezclar la maizena con 50 ml de la leche de coco
– Calentar a fuego medio alto el agua con el azúcar y retirar cuando empieze a hervir
– En otro cazo, mezclar el resto de la leche de coco con la crema y calentar a fuego medio
– Cuando empiece a hervir retirar del fuego y añadirle la leche mezclada con la maizena y una cucharada de extracto de vainilla
– Añadir con cuidado el agua con el azúcar y resevar
– Cuando la base esté lista subir la temperatura del horno a 250 ºC, mezclar la mezcla anterior con las yemas de huevo y verter sobre la masa
– Cubrir los bordes de la masa con papel de aluminio para evitar que se quemen y hornear durante unos 30 minutos hasta que el relleno esté blando pero compacto (al pinchar con un palillo no tiene que ofrecer resistencia, pero tiene que salir limpio)
— Dejar enfriar y espolvorear con un poco de coco rallado antes de servir
Y el resultado final