Como cada año, ella se adelantaba para ponerlo todo en orden. Su marido y sus hijos llegarían, como siempre, a final de la semana
La compra de aquella casa había sido idea suya
Una idea romántica de una casa aislada, en la montaña, con un precioso lago completando la estampa
Luego llegaron los niños y, aunque la casa seguía siendo ideal, el miedo a que algo ocurriera, fue minando esa idea de perfección
La casa era de película. Se enamoró de ella nada más verla
Lejos del ruido, de vecinos molestos. Perfecta
El lugar soñado para desconectar
En los primeros años disfrutaba, era feliz, sobretodo cuando estaba sola
Era una conexión con la casa y el entorno. Aquel bosque le daba la vida. Pura felicidad
Pero un buen día eso cambió
Lo que antes la reconfortaba, dejó de hacerlo
La penumbra entre los árboles, el silencio de la naturaleza, la quietud del lago, la casa de madera. Todo era acogedor
Ahora le costaba estar sola
Intentaba quitarse aquella sensación de encima y desde el momento que llegaba, el día se le iba en hacer mil cosas, para que su mente no le jugara ninguna mala pasada
Eso duraba desde hacía muchos años
Cuando su marido se dio cuenta de su inquietud, le propuso venderla
Ella se negó, le quitó importancia, no quería reconocer que comprar una casa tan aislada, había sido una mala idea
Su marido y los chicos, estaban encantados con aquel lugar
Eran muchas las bromas que le hacían a costa de su "miedo"
A ella no le importaba y reía con ellos. Aquella casa, con su familia alrededor, volvía a ser la de sus sueños. Un lugar perfecto
Han anunciado tormenta. Eso la asusta un poco, pero en cuatro días ya no estará sola. Cuatro días pasan rápidos y ella tiene que prepara muchas cosas para pasar unas navidades perfectas con su familia
Las tres de la madrugada y sus peores temores se están haciendo realidad
Hay alguien fuera. Está segura
Lo tiene todo bien cerrado, pero si alguien quiere entrar, lo hará
Cualquiera solo oiría la lluvia contra el tejado, las ramas crujiendo y los truenos
Ella percibe otros ruidos. Ruidos distintos. No son los de siempre
Contra más se encoge debajo de las mantas, más se le encoge el corazón
Quiere ser valiente, quiere poder levantarse, encender las luces, ir a la cocina y prepararse una buena infusión que la reconforte. Hace rato que hubiera tenido que hacer algo, ahora el miedo la tiene atenazada, ya no puede sacudírselo de encima
La imaginación se le ha disparado por completo, ya no la puede controlar
No hay nadie, es su mente, se repite una y otra vez. Es esa maldita tormenta que le hace ver fantasmas donde solo hay naturaleza
Está harta de esa situación y en un acto de rabia, se levanta
Toda la casa cruje bajo sus pies descalzos
No hay luz. Eso ocurre a menudo. Otra mala pasada para sus nervios
Está decidida a calmarse y actuar con normalidad, así que sigue hacia la cocina
Lo fácil sería coger el móvil y alarmar a todo el mundo. No piensa hacerlo
Todo quedará en una anécdota más, se reirán de ella, volverán las burlas y las bromas, pero en cuanto su marido le vuelva a proponer vender la casa, lo hará
Ya no quiere sentir ese temor, no quiere que sus vacaciones sean una pesadilla, vivir pendiente del menor ruido, sobresaltada
Con esos pensamientos en su cabeza, consigue llenar un vaso de agua sin que le derrame una gota. Se da cuenta que está temblando
Se apoya en el fregadero, respira hondo. Poco a poco, está consiguiendo tranquilizarse
Con lo que le gustaban los días de tormenta. Se podía pasar horas mirando por las ventanas de aquella casa, viendo caer la lluvia
Y eso hace ahora. Levanta la mirada para mirar hacia fuera
El vaso cae y se hace añicos
Un hombre la mira fijamente
No es ni su marido ni nadie conocido
PD Relato inspirado por Alexia Yuste
INGREDIENTES
180 g de zanahoria
La piel de una naranja
150 g de copos de avena
200 g de azúcar
70 g de harina
1 cucharadita de levadura
1 pizca de sal
180 g de aceite
3 huevos
Canela
ELABORACIÓN
Pelar la zanahoria
Triturar la zanahoria con el aceite y con la piel de naranja, hasta conseguir un puré
Colocar el puré en un bol
Añadir los huevos. Batir
Añadir el azúcar, la canela al gusto, la avena, la harina, la levadura y la sal
Batir
Precalentar el horno a 180º con calor arriba y abajo
Verter la masa en un molde alargado, pulverizado con spray desmoldante y con papel horno
Hornear unos 40 según horno