¿Os acordáis de aquella librería y de aquella pareja sentada en una pequeña mesa redonda?
Si, si, aquella pareja que se prodigaba en miradas, roces y susurros mientras, fuera, llovía a mares
Ella vuelve a mirar el reloj, de repente, se levanta y sale a la calle decidida, abriendo el paraguas y perdiéndose entre la gente
Llega tarde, intenta esquivar a todo el mundo, parece que quieran impedir que llegue antes que él
Ya en su portería, respira hondo, entra y se recuesta en la puerta intentando recuperar la respiración
El paraguas, el bolso, las llaves, parece que todo esté en su contra. Sus manos se vuelven torpes y se da cuenta que tiemblan, cuando pulsa el botón del ascensor
Subiendo intenta recomponer su pelo y su sonrisa
Cuando entra en su casa, él no ha llegado aún
Como una exhalación se descalza, se desviste y en el lavabo se quita el maquillaje, se recoge el pelo y se pone ropa de estar por casa
No debe sospechar ni siquiera que ha salido
Vuelve a intentar acompasar su respiración y los latidos de su corazón
Debe guardar muy adentro la tarde de hoy, como el resto de tardes que ha pasado con él
Aunque a ella le sirven para seguir adelante, a no perder la esperanza, a ver una posibilidad de empezar de nuevo. Lejos de su vida actual. Lejos de ese marido que ni la mira ya
Porque si la mirara, se daría cuenta del color de sus mejillas, del brillo de sus ojos, de las medias sonrisas que se le dibujar sin querer
Pero él ya no la mira. Él solo sabe gritar o ignorarla, las dos cosas se le dan bien
Así que llegará, se sentará a la mesa, cenará, verá la televisión y se irá a dormir. Eso, en el mejor de los días. En el peor, los desprecios, los gritos y los insultos la atravesarán como puñales
En esos días, ella piensa en él. En aquel que le ha devuelto las ganas. Las ganas de todo. No importa de qué
Se conocieron en aquella misma librería. Ella tímida, indecisa, hojeando libros para llevarse el perfecto, el que la pueda abstraer unas horas de su vida sin sentido
Él haciendo lo mismo, se atrevió a recomendarle un autor
Así empezó todo. Un café allí mismo y horas de conversación desde que se conocieron
Ella está casada con un tipo que paga sus frustraciones en ella. Lo dejaría todo ahora mismo
Él está casado. Ya no siente nada por su mujer, cariño si. No sabe si dar un paso más allá
Ella, lo daría, daría uno y mil pasos, pero necesita certeza, no es valiente, necesita que la cojan de la mano y estiren suave pero firmemente de ella
Él no sabe si tiene esa firmeza. Son muchos años de costumbres
Los dos saben que tienen una oportunidad en sus manos. Que solo tienen que tomar la decisión
Y así pasan los días, con anhelos, sueños y en el horizonte un futuro juntos
Noticia de última hora
Otro asesinato por violencia de género
Los vecinos y amigos no se explican el suceso. Indican que era un matrimonio modélico, normal.
Nunca oyeron discusiones. Nunca intervino la policía
Al detenerlo, el presunto asesino, declaró: "Se veía con otro. Si no era para mi no será para nadie"
INGREDIENTES
200 g de harina
3 huevos
100 ml de leche
80 ml de aceite
6 g de levadura
150 g de queso roquefort
2 peras
80 g de nueces
Sal
Pimienta
Nueces para decorar
ELABORACIÓN
Pelar y descorazonar las peras
Cortar las peras en dados
Trocear las nueces
En un bol, mezclar la harina y la levadura
Salpimentar
Batir los huevos con la harina y la levadura
Añadir la leche y el aceite
Batir
Añadir 120 g del queso
Añadir las nueces troceadas
Remover con una espátula
Añadir la pera
Remover
Preparar un molde de aluminio redondo
Verter la masa en el molde
Espolvorear por encima el resto del queso y las nueces para decorar
Meter el molde en la cubeta
Menú Horno 45 + Válvula y tapa abierta (ver vídeo en este enlace Menú Horno y el pitorro misterioso)
Tapa Horno hasta dorar al gusto
Receta adaptada de Rock The Bretzel