Si por algo se caracteriza el mes de diciembre en Donosti, es por la falta de luz, es decir, solemos tener una nube sobre nuestra ciudad que hace que sea normalmente gris; así que empecé a pensar y me acordé de una luz que nunca se apaga y que guía a los barcos para salvarlos de nuestra agreste costa: el faro de Igueldo.
Me leventé pronto a ver si conseguía encontrar el faro encendido y me topé con este precioso y colorido amanecer.
Es unos de mis sitios favoritos y como véis, al contrario de otros faros, está colgado de un acantilado altísimo.
¿Te animas a dar un paseo siguiendo su estela?
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Besitos