Sin embargo, me dediqué a reutilizar todos los restos de pinturas y telas que tenía en casa; ya sabéis que las manualidades me gustan y fue una forma de desviar mis pensamientos hacia otro lado, pues mantener ocupada la mente es importante. Si os dáis una vueltecilla por el blog veréis todo lo que hice. Así, cuando llegó el deseado verano tuve todo listo para disfrutar de días de sol y playa.
Como soy bastante previsora, aún sin saber lo que iba a ocurrir, sobre el mes de febrero más o menos, tenía comprado todo lo necesario para hacer unas carteras que había ideado, sólo tenía que buscar el huequecillo para ponerme manos a la obra. Desde luego tuve tiempo de sobra.
Hice varias, una para regalar a una persona muy especial que la recibío con gusto y mucha alegría, otras para mis hijas y para mí en diferentes tonos.
Hoy os las quiero enseñar, me traen el recuerdo de un verano diferente pero del que pude disfrutar al lado de mi familia que es lo más importante, todos con salud e intentando sobrellevar esta pesadilla de la mejor manera posible.
Son carteras de rafia, con pasamanería y adornadas con abalorios de bisutería.
Son ideales para lucirlas en las noches veraniegas.
Mil gracias por vuestras visitas, por tener la paciencia de leer mis post y por esas palabras que siempre me dedicáis.
Fuente: este post proviene de Que no te falte un perejil, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: