Aunque la organización correrá a cargo de los padres, es muy conveniente que los niños participen en la toma de decisiones y en la preparación de la fiesta. De esta manera aprenden a organizar actos sociales, se estimula su sentido de la responsabilidad y dejan de ser meros asistentes a la fiesta para sentirse auténticos anfitriones.
Las invitaciones
Es frecuente que el niño reparta las invitaciones entre compañeros de clase. Si no están todos invitados, lo más correcto sería que las invitaciones se enviaran personalmente por correo, para evitar herir a los demás. Estas invitaciones pueden ser diseñadas y elaboradas por el propio niño con la ayuda de algún adulto. Es muy conveniente indicar la hora en que se dará por finalizada la fiesta, puesto que los asistentes tendrán que ser recogidos por los respectivos padres. Si no se aceptan regalos, esto puede constar en la invitación.
Horario
Lo más frecuente es que se celebren por la tarde, al salir de la escuela o en fin de semana. En este último caso, debemos tener en cuenta que muchas familias dejan su residencia habitual para disfrutar de los días de descanso; si es así, pueden sentirse obligados a cambiar sus planes o a rechazar la invitación.Sea cual sea el día escogido, tiene que haber tiempo suficiente para la merienda (o cualquier otra comida) y los juegos y diversiones, sin los cuales no tiene sentido una fiesta infantil. Pero también es verdad que todo tiene un final y éste puede ser difícil de asimilar por los retoños, cuando tanto están disfrutando de la fiesta. Lo más aconsejable es preparar con tiempo y suavemente este momento.
La comida
La comida tiene que ser la adecuada para la edad y para la hora del día. Aunque sea una fiesta, no ofreceremos golosinas en exceso. Ni abusaremos de aperitivos y productos `para picar. Son adecuados unos bocadillos y tartas o helados. En cuanto a la bebida, son casi inevitables los refrescos comerciales. Pero aconsejamos dedicar un poco de tiempo a preparar limonada, zumos, batidos, etc. Y nunca deber faltar el agua, que los peques consumen en grandes cantidades.
Los regalos
Uno de los momentos cruciales de la fiesta es la hora de abrir los regalos. Es habitual que este momento sea después de comer la tarta de cumpleaños. He aquí una magnífica ocasión para que los más pequeños de la casa aprendan a dar y a recibir obsequios. Agradecer todos los regalos, aunque algunos no estén entre sus preferidos, no hacer comentarios inoportunos, no reclamar obsequios si alguien no lo ha traído son comportamientos que se deben aprender. Por esto es importante que los adultos estén presentes en esta parte de la fiesta.
?Y los padres de los niños?
Los familiares de los invitados acuden en busca de sus niños: es una excelente ocasión para conocerles más y establecer una relación cordial que beneficiará también la amistad entre los hijos.Es un detalle de cortesía ofrecerles asiento para compartir una breve tertulia, tomando café o una copa, haciéndoles partícipes de la fiesta.
Niños bien educados
Es casi inevitable que en algún momento surjan disputas, riñas sin importancia para los adultos, pero que provocan una gran malestar entre los pequeños. Los padres tienen la obligación de intervenir de una forma discreta y mostrando a estos aprendices de buenas maneras las vías más adecuadas para resolver el conflicto.
Debemos prestar atención especial a que ningún asistente a la fiesta se sienta excluido del grupo o pueda ser agredido verbal o físicamente por otros compañeros. Aunque ya sabemos que es difícil mantener el orden en una casa con niños, debemos esperar, como mínimo, que todos respeten el mobiliario, las plantas o los animales domésticos.
El anfitrión despedirá, como lo harían los adultos, a sus invitados, agradeciéndoles su presencia y su regalo. Es importante que el niño sienta el apoyo de sus padres en este momento, porque con frecuencia, por timidez o por desconocimiento, no actúa muy educadamente.
En el ámbito familiar es dónde se aprenden tempranamente las primeras normas de la cortesía. Aunque a veces puede resultar una tarea ardua para los padres, proporcionar al niño ocasiones en que pueda desarrollar sus habilidades sociales es uno de los mejores legados que se le puede ofrecer, ya que el saber estar le abrirá muchas puertas en el futuro y le dará una gran seguridad en cualquier actividad personal o profesional.