ENTREVISTAS IMAGINARIAS: SÉPTIMA Y OCTAVA

por Norma Alasia

– Hoy es martes 13, dijo Simon.
– ¿A qué viene eso?, preguntó Álvaro.
– Soy superticioso y preferiría saltearlo; quizás podamos convencer a los chicos para transmitir un programa grabado. ¿Sabías que en algunos hoteles se saltean el piso o la habitación número 13?
– Sí, pero lo considero estúpido.
– ¿Qué cosa es estúpida?, preguntó Cynthia.
– Saltearnos el programa porque hoy es martes 13, dijo Simon.
– No veo el motivo para hacerlo; si te querés hacer un favor dejá la superstición fuera de tu vida. Te vas a sentir más libre y vas a vivir mejor. Además, me gustaría recordarte que hoy tenemos que grabar dos programas, aunque salen al aire uno por vez.
– Lo sé y creo que estoy por sufrir una crisis de nervios.
– ¿Quién quiere vivir mejor?, preguntó Z mientras entraba a la cocina.
– Todos podemos vivir mejor si nos lo proponemos, contestó Cynthia. La conversación comenzó cuando Simon propuso que nos salteáramos el programa por ser hoy martes 13.
– ¡Ah, por la mala suerte!, exclamó Z. Para mí lo importante es que estemos en sintonía con nuestro invitado y hoy tenemos dos. Vienen Anita Howars, quien viaja y escribe sin parar y John Miles que, además de pintar y escribir algunos tratados al mejor estilo Rodin, hizo alguna que otra novela histórica.
– Te apasionan las novelas históricas, afirmó Cynthia.
– Sí, tengo que reconocer que son una especie de debilidad, como el chocolate. Las saboreo despacio y con tranquilidad.
– ¿Y te acordás quién es nuestro primer invitado?, preguntó Cynthia a Z.
– Anita Howard, respondió Z con voz firme.
– Es una persona emocionante, derrocha energía.
– Mientras leía su currículum pensé en todo lo que me perdí, pero de ahora en más tiene que ser distinto. Tenemos que tomarnos vacaciones aunque sea una vez al año que, para mí es mucho más de lo que me tomé hasta ahora.
– Propongo irnos unos días afuera cada vez que cumplimos alguna etapa que nos hayamos propuesto. Me refiero a irnos un par de días, nada más y una vez al año podríamos hacer algún viaje a otro país, o contienente, o hemisferio.
– ¡Stop!, ¿y qué tal si empezamos por ese faro?, propuso la joven.
– ¡Una corrida hasta el faro!, gritó Z.

– Recuerdo un amanecer, llegaba a New York desde Sudamérica y fue emocionante ver la silueta de la Gran Manzana iluminada por los primeros rayos de sol al entrar en Manhattan. En cuanto llegué al hotel dejé las valijas y fui a caminar por la ciudad, sin darme cuenta y mientras comía una rosquilla con mucho glaseado me encontré en el Rockefeller Center. Ahí me quedé por un buen rato, disfrutando de la música de un saxofonista. Estaban ensayando un espectáculo y muchas personas se encontraban dando vueltas por la pista de patinaje, debajo de la famosa  estatua pero el músico… él continuaba a sonar. Fue un momento mágico.
–  ¿Es New York la ciudad que más te llega?
– Me gusta la manera en que me lo preguntaste: “la ciudad que más te llega”. Digamos que es una de las que visito con más frecuencia junto con Londres y París; a Tokio fui sólo una vez pero voy a regresar en breve.
– ¿Vas a trabajar?
– Exacto. Estoy por comenzar un nuevo libro, ya empecé a hacer los primeros borradores. En esta etapa escribo mis ideas a mano, en un cuaderno o en hojas sueltas, depende de dónde me encuentre cuando me vienen las ideas y cuando llego al lugar en donde me esté alojando continúo a escribir en mi iPad o en mi MacBook, las llevo conmigo a todas partes.
– Comenzaste tu carrera como periodista de viajes, recuerdo que así te gustaba que te llamen y ahora también escribís novelas.
– Sí, a decir verdad escribo lo que siento que tengo que escribir; en la actualidad estoy preparando un libro con dos o tres historias que se desarrollan en Europa pero no te puedo adelantar más porque no lo sé. Sólo tengo en claro que lo voy a escribir en Japón, lejos del escenario donde se van a desarrollar, voy a comenzar a escribir en Tokio y después pienso ir a Osaka. Tengo planeado mi viaje desde que leí, hace unos cuantos años, “Viaje a Japón” de Rudyard Kipling y llevo conmigo algunos párrafos como éste: “los japoneses organizan muchas de sus festividades en honor a las flores y esto es sin duda recomendable, porque las flores son las divinidades más tolerantes”. ¿Te das cuenta de lo que se siente al leer esta frase o soy sólo yo la que lo siente?
– Me animo a decir que en esta casa y entre nosotros está caminando el espíritu de las “divinidades tolerantes”, respondió inmediatamente Z mirando a Cynthia con amor.
– Gracias por entenderme; cuando estoy comenzando un nuevo libro o cuando me encuentro en la etapa de desarrollo de una nueva idea necesito que me apoyen, como lo acabás de hacer, por eso en ese período llamo a mis familiares y amigos. Por lo general, les hablo de cualquier tema menos del proyecto en el que estoy trabajando pero escucharlos me anima a seguir adelante.
– ¿Y acostumbrás a viajar sola?
– Depende, pero pocas veces planifico mis viajes con alguien, a no ser que sean viajes de placer.
– O sea vacaciones.
– Sí, una o dos veces por año me tomo vacaciones; el resto del tiempo lo paso en algún lugar escribiendo. Cuando comienzo un proyecto pienso en dónde puedo desarrollarlo y si no se me ocurre ningún lugar hago lo que hizo Pablo Neruda cuando le preguntaron dónde quería comenzar su carrera como Cónsul, giró un globo terráqueo y señaló un punto cualquiera; así fue como terminó en la India y no le fue nada mal. Pero en cuanto a mi próximo destino, Japón, fue una elección que llevaba dentro desde hacía mucho tiempo. Visualizo desde hace mucho mi llegada a Osaka entre flores de cerezos. ¡Es maravilloso!
– Por lo que vi en tu curriculum, tu carrera no es demasiado extensa pero es intensa.
– ¿Y cómo llegaste a mi currículum?, preguntó Anita Howard.
– De eso se ocupa mi productora; ella llega adonde nadie puede, respondió el periodista con orgullo.
– ¡Felicitaciones a la producción, entonces! Y respondiendo a tu pregunta, sí, viajo mucho y poco a poco fui construyendo una carrera y una vida intensas. Comencé en Sudamérica: Argentina y Brasil; seguí por New York, Orlando y Miami para continuar por Europa: Francia, Suiza, Italia, España e Inglaterra. Cuando empecé a viajar creí que me iba a maravillar con Europa y su increíble patrimonio cultural pero inmediatamente después comencé a valorar cada lugar por lo que es.
– Entonces no tenés un lugar preferido.
– Elijo cada ciudad según mi estado de ánimo, pero me gusta desayunar en Londres, frente al Hyde Park y después caminar por este parque disfrutando de sus colores y de su aire fresco; incluso hice yoga ahí durante algunas semanas de otoño hace dos años, fue una experiencia inolvidable. Los momentos del día se pueden vivir bien en cualquier lugar, siempre que uno tenga buena predisposición, pero la magia de las mañanas y de las noches se da en determinados sitios. París tiene mucho glamour cuando cae el sol, esto todos lo sabemos y me gusta caminar por sus calles y disfrutar de sus restaurantes por la noche. Me inspira y me ayuda a crear. El contacto con la gente también es muy importante; muchas veces escuché elogiar sobremanera a un determinado tipo de persona dependiendo de su color de piel o de su situación económica pero yo creo que podemos aprender de todos. Nadie es mejor o peor, cada individuo tiene lo suyo.
– Hasta ahora no nos contaste ninguna experiencia acerca del mar; ¿es que no te gustan el agua, el sol y la arena?
– Tienen su encanto fuera de temporada; cuando era chica y adolescente fui de vacaciones todos los años junto a mi familia -padres, abuelos, tíos y primos- al mismo lugar. Me aturdía la locura de la playa aunque me gustaba caminar por la orilla del mar pero, decididamente, disfruto más de las ciudades. Estoy convencida de que es uno quien lleva la paz, o no, adonde quiera que vaya. Es decir, si estás en paz con vos mismo te vas a sentir bien tomando sol en una playa o en una reposera del Hyde Park.
– Fue una entrevista interesante, dijo Cynthia.
– Decididamente, agregó Z. ¿Cuál será nuestro próximo destino?
– John Miles y la novela histórica en menos de dos horas, respondió la joven con dulzura.

– ¡John!, exclamó Z al extender su mano.
– ¿A qué viene esta casa? ¿Y esa vista? Enloqueciste, amigo, dijo el invitado.
– En realidad nunca fui muy normal pero me las arreglaba para disimularlo, contestó Z riendo.
– Realmente expectacular; tus vecinos más cercanos son las gaviotas y los míos son el viejo rezongón del segundo piso y el medio sordo del primero, eso sin contar a las encantadores señoras de ambos, una grita todo el tiempo y la otra se la pasa en la puerta del edificio con la escoba en la mano.
– ¡John, qué gusto verte!
– ¿Es cierto que estás de novia con este sujeto?, preguntó el escritor. Sos simpática, inteligente y muy bonita en cambio él, mirálo. (Cynthia miró fijo a Z.)
– Él es listo, serio, audaz y muy pero muy atractivo, eso sin contar que es famoso; ayer le pidieron un autógrafo en el restaurante, respondió la orgullosa novia.
– ¿Y lo firmaste?, dijo Miles.
– ¡Por supuesto!, respondió Z. Soy el chico de ciudad que vino a este pueblo a traer nuevos aires y algo de turismo, no puedo permitirme ser antipático, contestó el periodista mientras se sentaba frente al entrevistado. Y ahora, contános en qué andás.
– Me apasioné con el Medioevo, no sé qué me pasó, pero todo comenzó en una feria temática. Unos amigos me invitaron a ir a una feria donde sólo podían acudir aquellos que estaban vestidos acorde con los tiempos que se representaban y, si bien me costó moverme con soltura y comer con la mano, me entusiasmé. Cuando llegué a casa busqué desesperado “El nombre de la rosa” y después de devorarlo me decidí a estudiar la Edad Media: su gente, sus costumbres, su ropa, la comida y casi un año y medio después acá me encuentro, presentando mi nuevo libro.
– Que se llama “Medioevo total”, agregó el periodista.
– Sí, el título puede que resulte informal pero la investigación que lo precede está hecha a conciencia y confío en que el público va a saber apreciarlo. Regalé algunos ejemplares en un tea party que organizó la editorial hace unos días y algunos amigos ya me llamaron para felicitarme; es un buen comienzo.
– Sí, nosotros también recibimos tu invitación junto con un ejemplar que te agradecemos sinceramente. Cynthia y yo comenzamos a leerlo y en lo que a mí respecta puedo asegurar que es una lectura para disfrutar con tranquilidad; me resultaron muy cómodas las anotaciones a pie de página y la información complementaria en el dossier al final del libro.
– Reconozco que es una novela con más profundidad que las dos primeras que escribí; en ésta hay datos que tenés que conocer o, de lo contrario, te perdés en la historia.
– ¿Y cómo fue que comenzaste con este género? Nos conocimos cuando escribías las crónicas policiales en el periódico de tu pueblo, ¿te acordás?
– Por supuesto; en ese entonces tenía como hobby escribir cuentos inspirados en los casos que se me presentaban en el diario hasta que mi editor me propuso publicarlos. Después comencé a hacer periodismo de investigación y dejé la escritura pero sentía que me estaba faltando algo y al volver de un viaje a Egipto tuve la idea de novelar un fragmento de la historia de ese país. Eso también se publicó; después fui a Grecia por un par de semanas con la intención de buscar material para mi siguiente trabajo y terminé quedándome seis meses. Ahora acá estoy, disfrutando de esta serie de presentaciones con el lanzamiento de mi libro y preparándome psicológicamente para un viaje de tres meses por Europa; este viaje va a ser el comienzo de  “Medioevo total II”.
– Es importante destacar que de cada libro tuyo se hicieron reediciones; cuando leí este dato me sentí bien, realmente bien porque es un reflejo de que la gente sigue interesada por conservar la memoria. Del pasado nos nutrimos y aprendemos. La historia nos marca el sendero que tenemos que seguir para equivocarnos un poco menos, dijo Z con convicción.
– Concuerdo al ciento por ciento, de lo contrario escribiría sobre otra temática. Poca gente sabe que cuando era adolescente escribía historias para chicos; tuve esa idea porque mis padres son muy religiosos y, por ende, practicantes; entonces los sábados por la tarde y los domingos por la mañana me obligaban a ir a la iglesia con ellos. Los sábados tenía que entretener a los más chiquitos junto con otros jóvenes como yo, pero un día me encontré solo y sin saber qué hacer con salvajes de cuatro y cinco años; primero los hice correr carreras de embolsados y jugar a la mancha para que se cansaran un poco, después los hice sentar en círculo y comencé a contarles historias de aventuras. Fue ahí cuando me di cuenta de que las historias de piratas no iban a morir nunca y que las de terror pueden dejarlos en silencio por un buen rato, comentó Miles.
– ¿Y qué historias de terror les contabas en la iglesia?, preguntó Z.
– De las que más me asustan, les hablé acerca de lo sobrenatural. De pisos de madera que crujen sin que nadie los pise, del viento que entra llorando por una ventana que se abre sola y de las voces que se escuchan a media noche cuando todos duermen.
– ¿Cómo se te ocurrió algo así?
– Esa etapa de mi vida se la dediqué a Oscar Wilde, puedo decir que lo estudié en profundidad y me sentía inspirado por “El fantasma de Canterville”; fue la única época en la que me divertí en la iglesia y por supuesto que cuando le contaba mis cuentos a los chiquitos trataba de terminarlas bien para evitarme dolores de cabeza con mis padres. Fue una experiencia gratificante, aunque todo terminó cuando el párroco tuvo la idea de que contara historias basadas en la Biblia pero eso no era lo mío, como te podrás imaginar. Entonces cuando cumplí dieciocho años convencí a mi familia de que iba a ser un buen chico y me fui a vivir con mis amigos cerca de la Universidad.
– Pero en la Universidad estudiaste Arte, dijo Z.
– Sí, y me fue muy bien con la pintura y aunque siento que forma parte de mi pasado siempre la llevo conmigo. Quiero decir que no voy a negar al pintor que llevo dentro pero desde hace unos años prefiero expresarme escribiendo.
– Y te lo agradezco, concluyó el periodista.

Fuente: este post proviene de historiasalahoradelté , donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Recomendamos