Y si hay alguien a quien debo agradecerle que este sueño se esté haciendo realidad es, una vez más, a mi hija Rebeca. Un día de la pasada Navidad mientras nos tomábamos una cerveza en uno de los locales de la plaza de Abastos me dijo medio en broma: "Mamá, te imaginas vender aquí tus cosicas" y la broma terminó por convertirse en realidad.
En unos pocos, muy pocos, metros y con la ayuda incondicional de mi familia y amigos he visto hacerse realidad mi proyecto. Creo que nunca podré agradecer lo suficiente a todos mis clientes/amigos la magnífica acogida que mi farolica está teniendo y, muy especialmente, lo feliz que me hacen cada vez que me dicen que uno de mis platos les ha gustado.
Así que ya sabéis la razón de mi ausencia estos meses, arrancar La Farola ha requerido mi dedicación exclusiva pero ahora que el proyecto ya está en marcha he decidido volver a activar este blog que tantas y tantas alegrías me da. Así que, tras este paréntesis temporal, el próximo mes de octubre (cuando mi fotógrafa particular e hija jajaja regrese de sus vacaciones) vuelvo con mis receticas al blog...Espero que no me hayáis olvidado.