Unos científicos que vivían felices ideando nuevos productos. Un día recibieron un encargo muy especial. Tenían que inventar dos nuevas salsas para los príncipes y princesas que habitaban en cada casa del reino. No creáis que era fácil, ya que estos pequeños son muy exigentes; pero también son delicados, así que nuestros amigos los científicos tenían que conseguir un producto que gustara mucho, pero que fuera también saludable.
El reto de las nuevas salsas
Se trataba de un reto importante y se pusieron manos a la obra. Pensaron que estaría bien diseñar unos productos sin conservantes, sin gluten, con menos calorías y, en el caso del ketchup, sin azúcares añadidos. Además esto era lo más complicado, ya que en aquel reino había una estrictas leyes que tenían que cumplir las salsas para llamarse ketchup y mayonesa.
No se podían poner nombres a lo loco, no. En el caso del ketchup, querían eliminar el azúcar para que los pequeños pudieran comer mucho sin preocupación, pero entonces no cumplían la ley del ketchup. Había que encontrar un ingrediente sustituto, pero estaban todos muy malos. Los científicos trabajaron día y noche, probaron miles de ingredientes y recetas hasta conseguir que las salsas cumplieran con la ley, y además estuvieran buenas. Entonces se organizó una gran fiesta donde los príncipes y princesas más importantes del reino probaron las nuevas salsas y dieron su veredicto: ¡Aprobado!
Así que ahora no queda más que esperar a que lo prueben el resto de niños y opinen los mismo. ¿A que esperas para probarlas?
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