De nuevo un martes parlanchín, este muñequito regordete con carita de pillo es mi hijo.
Mi niño, mi brother, como lo llamamos en casa, mi chico o mi chato como le decía mi madre. El pasado día 10 fue su cumpleaños y por eso puse esta foto de su primer cumpleaños.
Como bien habéis comentado algunas, era muy glotón, pero como comenté, el estado de su carita llena de tarta de fue una travesura suya. Bien pudo serlo, fue de alguien que, leyéndole el pensamiento, le metió la mano en la tarta y luego se la paso por la cara.
Al estar tan lejos no puedo evitar ponerme melancólica al recordarlo de pequeñito. Esos mofletitos, sus manos regordetas, su pelo tieso, con su pegotito de nariz, su media lengua y su inquietud, ¡no para quieto!
Físicamente a cambiado, como es lógico, pero ¡gracias a Dios! no ha cambiado en su forma de ser. Siempre tan amable, simpático, cariñoso y servicial y no es pasión de madre, quien lo conoce sabe bien lo que digo.
Bueno ya me despido porque si sigo hablando de mi chico no término nunca.
Un beso y hasta el próximo martes.