Prácticamente diría que cómo sea y a dónde sea.
No se me hace pesado ni el coche, con muchos kilómetros por delante (hasta Trentino, en el Tirol Italiano nos fuimos una vez en coche), avión, tren, lo que sea con tal de escapar unos día.
Soy de las que no paran ni en vacaciones.
Así que mi idea de vacaciones es poder conocer y disfrutar de nuevos lugares, gente diferente y fantástica gastronomía.
Vamos de las de no parar de zapatearse los sitios hasta no dejar el último rincón por descubrir.
También busco desconectar y descansar, con horarios más relajados, sin prisas, estrés, ni obligaciones, en un lugar alejado del ruido y estrés de las ciudades, y de montaña y verde por su puesto.
No me va la playa. De nunca. Mis padres dicen que la primera vez que me llevaron a la playa me sentaron en una toalla y a la que eché a gatear y toqué la arena, para dentro de la toalla que me volví y hubo manera de moverme.
Pensaba yo que qué exagerados. Pues con Lucía nos ha pasado lo mismo; en su primer contacto reculó como yo, en los siguientes ni querer acercarse. Ni al agua, dos intentonas de que fuese a natación y ni un mes duramos. Es de las cosas que deben ir en los genes, porque a mi lo de chapotear como que tampoco mucho.
Entre los genes y que ni su padre ni yo somos mucho de playa, no creo que le acabe cogiendo el gusto.
Además lo del calor no va conmigo. Si pudiese cogería la mayoría de las vacaciones en invierno y a disfrutar de la nieve.
Ahora con ella las vacaciones han cambiado un poco.
Y no son tanto de zapatear, con ella a cuestas, cuesta. Bueno, a ella no
Y lo de “ideales” y relax…. tocando diana a las siete de la mañana, en fin… Eso sí, lo bien que se aprovecha el día, jajaja…
Así que, de momento las vacaciones ideales, se han amoldado un poco a vacaciones familiares, más tranquilas y con destinos más adaptados a ella. Como volver al pueblo, que tanto tiempo estuve no queriendo ni pisarlo, pues con ella he vuelto a disfrutarlo como cuando yo era pequeña. Pueblo verde y de montaña en Cantabria claro, playa también, a la que no solemos ir nunca (por si cabía alguna duda).
Este año sin destino definido y sin la cabeza puesta en vacaciones por muchos motivos, gracias a Madresfera, he conocido la Fundación Pere Tarrés; que ofrece muchos planes para disfrutar de las vacaciones en la familia. Es una organización sin ánimo de lucro que realiza actividades sociales y de educación.
No la conocía y me han gustado mucho sus propuestas de vacaciones en familia. Primero porque el Pirineo Catalán es una zona que no conozco y que, si se asemeja al aragonés, que lo he recorrido bien con mis padres, será precioso. Y además porque todo lo que nos propone está enfocado a las familias con niños y miles de planes y actividades para disfrutar con ellos.
De las seis opciones que nos propone (podéis verlas aquí), la que más me ha gustado es la de La Ruca, situada en la comarca natural del Moianès. Cumple con nuestras vacaciones ideales, lugar retirado, montaña, actividades en la naturaleza, excursiones, no parar, no parar jajaja…
Así que, ¡nuevo lugar apuntado en mi lista de destinos pendientes!
Este post participa en el sorteo de unas “Vacaciones en Familia” organizado por la Fundación Pere Tarrés y Madresfera.