Si os pasa como a mi, que no tenéis las varillas para mezclar bien vuestro Matcha, os dejo un truco para que os quede casi casi igual.
En una taza vacía añadimos el té Matcha y el azúcar al gusto (yo uso una cucharadita y media de azúcar moreno), removemos bien hasta que quede bien mezclado todo. Después añadimos una cucharadita de agua templada y removemos muy bien hasta que no quede ningún grumo.
Poco a poco y sin dejar de remover echamos leche fría hasta que la taza esté llena.
Para añadirle el toque de cacao, llenamos media cucharadita de cacao puro desgrasado (yo uso cacao Valor) y lo echamos en un colador. Situamos el colador encima de la taza llena y le damos unos ligeros toques de lado para espolvorear el cacao.
¡Y listo!